+31°C O MÁS
Hay países donde es frecuente toparse con estas temperaturas en septiembre. Y a más calor, más difícil. Cuando la atleta estadounidense Kara Goucher se preparaba para los 10.000 m de los Mundiales de Osaka en 2007, sabía que los veranos japoneses son célebres por su calor y humedad. El día de la prueba no fue una excepción. “Era sofocante”, dice, recordando unos húmedos +31 ºC.
Pero se había entrenado a conciencia, realizando los entrenamientos de pista con mallas y manguitos, así como rodajes más suaves en “traje de sauna”, chaqueta y pantalones que parecían de goma. Acudió a Japón dos semanas antes de la carrera. “Antes de la final ya sabía que podía soportarlo”, dice. Logró la medalla de bronce.
La clave para correr en condiciones extremas es pensar en todo lo que puede afectar a tu rendimiento, ya sea el ritmo o la elección de la ropa, dice Grez Pressler, veterano de la brutal Badwater 135 (un ultra abrasador por Death Valley, en California).
Cuida la hidratación, incluso para carreras cortas. Toma pastillas de electrolitos y asegura al máximo la toma de líquidos, redundará en un mayor volumen de sangre y una mayor resistencia a la deshidratación.
También puedes entrenarte para ingerir más líquido. No serás capaz de tomar más de un litro a la hora, pero la gente no está acostumbrada siquiera a consumir esa cantidad, dice Pressler, lo cual significa que cuando te entrenas para soportar el calor, es bastante fácil quedarse deshidratado. Asimismo, cuando aumentes la ingesta de líquidos, es importante que lleves suplementos de electrolitos para no crear desequilibrios peligrosos.
La clave para sobrevivir a una carrera calurosa y, por ende, hacerlo bien es “hidratación, ensayar las condiciones y llegar pronto”, remata Goucher.