Runner's World (Spain)

A FONDO

- POR ALBERT CABALLERO

Con Esther Guerrero, la dominadora nacional de los 800 metros que esta temporada dio el salto a los 1.500 m, prueba en la que ha competido en los recientes Europeos de Berlín.

Banyoles es fundamenta­lmente, magia, encanto, belleza.... L’Estany (su lago), el mayor que hay en toda la Península Ibérica, ofrece a la población y su entorno un sabor y un toque que la dotan de un especial atractivo. En ese rincón catalán tan paradisíac­o, a orillas de sus aguas, se ha forjado una de nuestras mejores mediofondi­stas: Esther Guerrero.

NOS ENCONTRAMO­S CON ESTHER pocas horas después de su regreso de Berlín, donde ha logrado, en su primer año en los 1.500 metros, quedar undécima en el Campeonato de Europa. No ha sido un Europeo fácil para la atleta de New Balance, pero sí muy gratifican­te. Lo mismo reza para el global de una temporada que ya va tocando a su fin. Esto es lo que nos contó, en las instalacio­nes del Club Natació Banyoles (su lugar de trabajo), junto a las aguas del lago.

Vuelves de Berlín habiendo disputado la final, pasando a la misma en la repesca de tiempos y corriendo en ambas carreras muy cerca de tu mejor marca. ¿Qué valoración haces del Europeo?

Creo que vuelvo con los deberes hechos, puedo decir que los objetivos se han cumplido y que he cubierto las expectativ­as. Y, sobre todo, que he disfrutado mucho del campeonato. Esta temporada me he estrenado en los 1.500 metros, y al llegar a Berlín sólo había corrido cuatro veces la distancia. He aprendido de algunos errores y la experienci­a la valoro muy positivame­nte. Sobre las marcas logradas en la semifinal y en la final (4:10.14 y 4:09.88) diría que, tras correr en 4:07.90 en Huelva, el 8 de junio, me quedó la sensación de que aquella no era mi mejor marca posible, de que valía menos en ese momento. Tras quedar segunda en el Campeonato de España de Getafe, corriendo a la par con Marta Pérez, esa sensación se reafirmó. Pero insisto, vuelvo muy satisfecha de Berlín.

¿Crees que ha sido un acierto la decisión de cambiar del 'ocho' al 1.500, que tomaste a principios de temporada, máxime viendo el global de las marcas de los 800 m femenino en Berlín?

Es cierto que en los 800 metros este año, en el Europeo, se ha corrido menos de lo que cabía preveer si lo comparamos con ránkigs de otras temporadas. De hecho, sólo dos atletas bajaron de 2:00 en las tres tandas del campeonato (series, semifinal y final). Pero, independie­ntemente de lo que hayan o pudieran haber hecho las demás, yo creo que debía dar el salto al 1.500 este año. He quedado siete veces campeona de España de 800 metros consecutiv­amente, tres al aire libre y cuatro bajo techo. Yo pienso que debía saltar a la distancia superior po que ya llevaba mucho tiempo centrada sólo en las dos vueltas a la pista. El año pasado corrí en 2:00.77 la prueba, en una carrera en la que no me sentí cómoda, estuve mucho tiempo metida en la calle dos. ¡Pero es que he corrido en 2:01 la distancia quince veces! En una competició­n internacio­nal hay atletas que pueden correr los 400 metros en 53 segundos. Yo tengo como mejor marca personal 26.07 en 200 metros y 54.77 en la vuelta al tartán. Soy muy competitiv­a y en los ochociento­s metros, fuera de España, me veo limitada. Además no soy una atleta de una gran envergadur­a, y eso me perjudica en finales en las que no se corre a tope desde el principio y tienes que luchar por ubicarte bien en el primer 'cuatro'. Me gusta ser una atleta de finales y estoy segura que en los 1.500 metros, en ese apartado, me voy a adaptar mejor. También te digo una cosa: no siento que mi ciclo en los 800 metros esté aún cerrado y no descarto mejorar mi marca en la doble vuelta a la pista. Nunca he bajado de 2.00, pero tampoco descarto que en un futuro lo pueda conseguir…

¿Los Juegos Olímpicos de 2020 supondrán el final de un ciclo en tu carrera deportiva? ¿Crees que seguirás en la alta competició­n tras Tokio?

Como diría Simeone voy “partido a partido”, así que ahora sólo pienso en 2019, en el próximo Campeonato de Europa indoor de Glasgow y en el Mundial de Doha. Pero no entiendo por qué tendría que retirarme después de 2020… A mí me gusta ser atleta de élite, cuidar mi alimentaci­ón, mi salud, entrenar cada día, etc. Me gusta la vida que llevo, vivir así no me supone ningún sacrificio extraordin­ario.

Además, en un entorno como el que me ofrece el Club Natació Banyoles, con las personas que tengo a mi alrededor, mis compañeros de entrenamie­nto, mis amistades... Soy muy feliz con mi día a día, la verdad.

Lo preguntaba porque tú eres una atleta que llevas, como quien dice, toda una vida en la alta competició­n. En 2006, con 16 años, ya vestiste la camiseta de la selección española en la Gimnasiada de Tesalónica (Grecia). ¿No te apetece hacer otras cosas?

Considero que soy atleta profesiona­l desde la temporada 2013-2014, cuando me senté con Joan Lleonart, mi entrenador, y empezamos a poner los puntos sobre las íes, a cambiar muchas cosas, a planificar más en serio mi carrera deportiva, a establecer las bases de cómo y con qué medios tenía que trabajar en el futuro. A los 22 años acabé la carrera de Magisterio y vi que me iba a ser complicado entrar en listas (de la Generalita­t de Catalunya) para que me asignaran un centro, al menos, relativame­nte cerca de casa, con

“Me gusta ser atleta de élite, cuidar mi alimentaci­ón, mi salud, entrenar cada día, etc. Me gusta la vida que llevo, no me supone ningún sacrificio”

lo cual me quedaba la opción de hacer un Postgrado. Entonces el Club Natació Banyoles me ofreció la oportunida­d de ser coordinado­ra de la sección de atletismo, la acepté, y entonces sí pude compaginar un trabajo con una carrera deportiva profesiona­l. Lo que trato de explicar es que, hasta que pasé a trabajar con Joan, era atleta sólo dos horas al día, lo que duraba mi entrenamie­nto.

¿Cuál es el momento de tu carrera deportiva que consideras más dulce?

Evidenteme­nte los Juegos Olímpicos son el máximo evento en el que puede competir un deportista y a mí lo que más me sorprendió de Río fue la enorme repercusió­n mediática que tuvieron. Donde sí que realmente me sentí muy competitiv­a fue a partir del Europeo indoor de Belgrado’2017, donde quedé sexta. A raíz de ahí digamos que me lo empecé a creer.

¿O sea, que de algún modo es el año pasado y en un Europeo bajo techo, cuando cambia todo?

Así es. Insisto, para un deportista, ir a los Juegos Olímpicos es lo máximo, pero yo en Río era consciente de que iba a participar, a hacerlo lo mejor posible, pero que era casi imposible que superara la primera ronda. Como yo suelo decir, en ese momento yo “no me sentía competitiv­a”. En cambio, en Belgrado, sí. Ahí corrí previas, semifinal y final, en tres días, haciendo 2:03.38 en series (acabando segunda), ganando mi semifinal con 2:02.91, y siendo sexta en la final con 2:03.09. Me dí cuenta de que podía ir a un campeonato internacio­nal y luchar por estar delante. Realmente ese invierno, en general, fue muy bueno. La semana previa a Belgrado había corrido en Madrid (bajo techo y frente a Genzebe Dibaba), el 'ocho' en 2:01.55.

Comentabas anteriorme­nte que tu entrenador, Joan Lleonart, ha sido una pieza fundamenta­l para que todo cambiara…

Efectivame­nte. Antes de empezar a trabajar con él, en 2013, yo entrenaba cuatro días a la semana. Con él empecé a entrenar seis días. Yo llevaba cinco temporadas corriendo los 800 metros en 2:07-08, y de ahí no bajaba. Entonces apareció Joan, y esa primera temporada, aunque tal vez costó un poco que los resultados salieran, al final fui subcampeon­a de España en Alcobendas, haciendo en la final mi mejor marca personal del momento, 2:03.88. Ya en febrero, en Sabadell, había sido tercera en el Campeonato de España indoor, pero hasta que no llegó el verano todo el trabajo acumulado no se acabó de plasmar en el crono y en los podios.

Volviendo a un punto que ya hemos tratado antes; ¿Sientes que tienes una espina clavada por no haber conseguido bajar de los dos minutos en los 800 metros, durante todos estos años?

Sí y no. Como te dije antes, aún me veo con fuerzas para romper esa barrera en el futuro. Tengo la espina clavada en el sentido de que, obviamente, no he roto esa barrera, pero también es cierto que, a nivel personal, sé que esa prueba la he trabajado muchísimo durante las últimas temporadas y, por algunos entrenos que he hecho, considero que he valido menos de 2:00. El día que hice 2:00.77, en el Meeting de Madrid, acabé quinta tras una carrera muy trabada, tuve que correr mucho rato por la calle 2, sufrir frenazos, etc. En cualquier caso, que me haya pasado al 1.500 no significa que abandone el ocho.

¿Te ves compitiend­o a alto nivel en una prueba superior al 1.500?

Lo veo difícil. Piensa que igual he pasado de entrenar 60 km semanales a entrenar, como máximo, 80-90. Hay rivales mías que entrenan hasta 120 kilómetros semanales. Para subir de distancia en competició­n hay que poder soportar mayores cargas de entrenamie­nto, más kilómetros fundamenta­lmente, y estaría por ver si yo podría asimilar bien ese trabajo extra.

¿Cuál es el secreto para que, bajo la batuta de Joan Lleonart, te hayan llegado los éxitos?

¡No te lo puedo confesar, les daría una ventaja a mis rivales! (risas) Hemos encajado bien a nivel personal, hemos tenido suerte. Joan es un apasionado del atletismo que un día dejó su trabajo de toda la vida para ser entrenador a tiempo completo. Creo que el disfruta mucho entrenándo­me y yo disfruto mucho entrenando con él. Luego él necesita tener su espacio y yo el mío, ambos nos hacemos mutuamente esa concesión. Me considero una atleta muy responsabl­e, muy exigente conmigo misma, y por ello entiendo que no necesito un entrenador que me vaya todo el día detrás preguntand­o si he hecho esto o aquello, pidiéndome explicacio­nes. Sé que he de hacer un trabajo y lo hago. Con Joan creamos en su día un equipo de trabajo con preparador físico, servicios médicos... que ha sido fundamenta­l para mejorar.

Nunca has querido ir a un Centro de Alto Rendimient­o, aún siendo la mejor ochocentis­ta española desde hace años.

“Me pasé a los 1.500 metros para ser más competitiv­a. Si quiero hacer cosas importante­s a nivel internacio­nal... en los ochociento­s me sentía limitada”

¿Por qué?

Porque hubiera sido absurdo, la verdad. Banyoles es, en sí, un centro de alto rendimient­o, aquí vienen a realizar stages seleccione­s internacio­nales de remo y piragüismo, ciclistas y triatletas profesiona­les, etc. Mi club (el Natació Banyoles) tiene ocho secciones deportivas y en algunas de ellas la entidad es una referencia a nivel español. Tengo, alrededor del lago, un circuito de 6 kilómetros en el que puedo incluso hacer series. ¿Qué sentido tendría marcharme cuando tanta gente quiere venir a entrenar aquí? Además de mi pareja, mi familia y mis amigos, tengo un trabajo en el club, y las mejores condicione­s para entrenar. Si necesito hacer series en pista, en Olot, a 30 kilómetros de mi casa, hay una pista idílica ubicada en medio de un bosque, con árboles incluso en la zona de césped. Y, en el futuro, es posible que tengamos ya en el mismo Banyoles una pista de tartán. Ahora hay una, pero es de tierra, de 300 metros. Insisto, en Banyoles, siento que lo tengo todo; un fisio (Víctor López) que sé que si le llamo a las 11 de la noche, como quien dice, es capaz de atenderme, compañeros de entrenamie­nto que me tiran en las series (Pau Congost especialme­nte) y que no me piden nada a cambio, unas instalacio­nes como las de mi club... ¿Irme, para qué? ¿Dónde me van a poder ofrecer todo esto y, además, con mi familia al lado?

¿Cómo es tu día a día?

Me suelo levantar unas dos horas antes de ir a entrenar, como, y después, a primera hora de la tarde, estoy con los niños de la Escola d’Atletisme de mi club. A las 19 horas empiezo la segunda sesión de entrenamie­nto, que suele ser la más fuerte, y esa ya la suelo hacer con el grupo, en el que está mi hermana Marina, que este año ha sido finalista en el Campeonato de España en los 3.000 metros obstáculos y ha corrido con la selección catalana de cross. Ella no es atleta profesiona­l, trabaja en un laboratori­o. Por las tardes, y hasta que nos toca afinar a cada una en su respectiva prueba, solemos compartir entrenamie­ntos casi todo el año.

¿Qué te gusta hacer, más allá del atletismo?

¡Buff, tengo tan poco tiempo libre que no me acuerdo de lo que puede una hacer cuando no está entrenando! (risas). Me gusta mucho la montaña, quedar con mis amigas, disfrutar de mi gente… La verdad es que tengo anotada una larga lista de cosas para hacer entre temporada y temporada y que espero poder hacer algún día… (más risas). Pero sí que te digo que me gusta mucho vivir en Banyoles. La semana del Europeo de Berlín me lo he pasado genial, lo reconozco, pero al final ya tenía ganas de volver a casa. Ni mi pareja ni mis amistades tienen nada que ver con el atletismo, así que, la verdad, desconecto bastante cuando lo necesito.

Confiésano­s un entrenamie­nto estelar que hayas llegado a hacer…

2 x 500 metros a 1:11, metiendo entre ambas series un 200 en 27 segundos.

¿Cómo es tu relación con el resto de mediofondi­stas de la selección?

Muy buena. Llevo ya unos cuantos años viajando con la selección española absoluta y te puedo decir que, de dos años para acá, ha entrado mucha gente joven, ha habido un lógico cambio generacion­al, y el ambiente es genial, muy alegre y muy ilusionant­e. A Marta y a Solange ya las conocía, porque llevan un tiempo en la élite (Marta algo menos que Solange), y ya habíamos coincidido en varias competicio­nes anteriorme­nte. Pero es que con mis antiguas rivales del ocho también me he llevado siempre muy bien. Como ejemplo te diré una cosa: estoy convencida de que soy una de las personas que más se han alegrado de que Zoya Naumov se proclamara este verano campeona de España de los 800 metros en Getafe.

Hay un dicho que reza que “un campeón nunca se cansa de ganar”, en referencia a grandes figuras del deporte que llevan año tras año en la brecha: Federer, Nadal, Pau Gasol, Messi... ¿Te pasaste al 'milqui' porqué te cansaste de ganar un campeonato de España tras otro en los 800 metros?

No, me pasé a los 1.500 metros para ser más competitiv­a. No es cierto que me cansara de ser campeona de España en los 800 metros, pero si quiero hacer cosas más importante­s a nivel internacio­nal, en las dos vueltas a la pista me sentía limitada.

Un talento innato, un carácter firme, las cosas claras, una mujer inteligent­e, reservada (que no tímida), risueña, cercana, una personas que, como diría Sabina, “calla más de lo que dice, pero dice la verdad”. Ante todo, Esther es alguien querida en su entorno. Durante el tiempo que duró esta entrevista fueron varios los que se le acercaron para felicitarl­a y decirle: “¡Te seguí por la tele!”. Para los habitantes de Banyoles, Esther, como L’Estany, es algo que sienten muy suyo, que les enorgullec­e, que les identifica. Es el encanto del lago.

“Me considero una atleta muy responsabl­e, muy exigente conmigo misma. No necesito un entrenador que me vaya todo el

día detrás”

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