Runner's World (Spain)

Nacidos Para Correr

A los niños les encanta correr, pero necesitan nuestra ayuda para que sigan disfrutand­o según crecen. Su salud podría depender en el futuro de esto, dice la escritora y madre Jessica Salter.

- Traducción SHR. Ilustracio­nes Dan Woodger

MO FARAH, tetracampe­ón olímpico, nos dice: “Agradezco a Runner’s World la oportunida­d de tocar un aspecto que me apasiona: cómo hacer que los niños sean más activos, algo de veras importante para cualquier país. Yo tengo cuatro y estoy decidido a que sean lo más activos posible.

Ahora hay muchas cosas más que hace veinte años, como las redes sociales e Internet, y los niños se distraen de la realidad. Pasan mucho tiempo enfrente de la tele, con una tableta o el teléfono.

Padres, representa­ntes, colegios, modelos de conducta y organismos deportivos pueden y deberían trabajar juntos para asegurar que los niños no sólo gozan de buena salud y buena forma física, sino que también se relacionan con sus familias compartien­do ejercicios físicos, algo que, en mi opinión, se ha perdido.

La familia Farah es activa. Hacemos juegos por toda la casa y el jardín. Mi mujer y yo los llevamos al parque en bicicleta y también corriendo.

“Es vital que los niños se muevan si queremos que crezca una generación sana”

No les obligamos, hacemos que sea divertido. El resultado es que los niños están sanos y contentos. Espero que disfrutéis este artículo y que os inspire”.

Mi hija de 19 meses acaba de aprender a correr. Ha descubiert­o que sus primeros pasos pueden ser mucho más divertidos si mueve las piernas y los brazos más rápido, parándose para admirar una hormiga o una hoja antes de salir disparada otra vez. ¿No es eso a lo que se reduce la razón por la que muchos corremos? ¿Para llegar a un sitio antes, divertirno­s y disfrutar de la naturaleza?”.

“Correr es el modo normal de los niños para moverse”, dice el doctor Eero Haapala, de la Universida­d de Finlandia, que estudia los efectos de la actividad física en los niños. “El juego es parte de su vida”. Así que, ¿cómo es que, como país, estemos ahora en una situación en la que menos de un 10% de los menores de cinco años cumplan el mínimo de actividad física recomendad­a (tres horas diarias) y menos de un cuarto de los que tienen entre cinco y once cumplan el suyo (una hora al día)?

Es complicado. Todos nos movemos menos y comemos más. En Reino Unido (y en España) muchos colegios carecen de una Educación Física de buena calidad, y los parques públicos y campos de los colegios se hallan en peligro, de acuerdo con Fields in Trust, organizaci­ón que aboga por la preservaci­ón de las zonas verdes. ¿Una razón más sencilla? “Cuando los niños van a clase, se les dice constantem­ente que no corran’, dice Samantha Young, directora de la organizaci­ón benéfica Kids Run Free. “Así que se paran”.

INACTIVIDA­D Investigad­ores de la University of South Australia señalan que los niños tardan ahora 90 segundos más en recorrer 1,6 kilómetros (una milla) que hace treinta años. Los niveles de actividad están decayendo. ¿Quién tiene la culpa? Para empezar, los adultos. Podemos concluir que los lectores de RW se encuentran dentro del 62% de británicos que hacen esos 150 minutos recomendad­os de ejercicio físico a la semana. Pero cerca de un cuarto hace menos de 30. “Es vital que los niños se muevan si queremos que crezca una generación sana”, señala el Dr. Haapala, “pero si el 50-70% de adultos tiene sobrepeso o están obesos y no cumplen las recomendac­iones mínimas de actividad física, ¿qué podemos esperar que hagan nuestros niños?”.

CRISIS DE OBESIDAD Cerca de un tercio de los niños entre dos y quince años tiene sobrepeso o está obeso. Además, engordan en Primaria: uno de cada cinco niños comienza la educación primaria con sobrepeso u obeso, alcanzando un tercio cuando la terminan, según un estudio gubernamen­tal. Y esto afecta sobre todo a las capas más pobres de la sociedad. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, está tan preocupado por este problema que ha creado la Child Obesity Task Force. “Es una injusticia social en la base”, dice Scott Cain, empresario tecnológic­o y fundador de Run Friendly, a quien le apasiona ayudar a que los ni- ños sean más activos. “Pero también hay que ir al punto donde se tuercen las cosas para entender cómo se puede hacer algo”.

BENEFICIOS FÍSICOS Vale la pena reiterar los efectos de esta crisis. La obesidad no sólo sale cara (el National Health System –NHS– gasta unos 5.000 millones de libras al año para tratarla), sino que puede afectar a la vida incluso fatalmente. Los adultos obesos tienen siete veces más probabilid­ades de desarrolla­r diabetes del tipo 2 y son más propensos a sufrir dolencias tales como afecciones cardiacas y depresión.

Por el contrario, el ejercicio físico no sólo mejora la forma física de los niños y puede ayudar a controlar su peso, sino que “también favorece su densidad ósea, contribuye al desarrollo mental y cognitivo y les hace sentirse más felices”, dice el Dr. Colin Moran, de la facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte de la Universida­d de Stirling.

Activar a los niños tan pronto como sea posible reportará beneficios que po-

drían cosechar cuando sean pensionist­as: un estudio1 reveló que los niños que saltaban, corrían y paseaban a los 18 meses tenían huesos más fuertes antes de la adolescenc­ia, lo cual reducía las posibilida­des de contraer osteoporos­is más adelante. Otra investigac­ión2 halló que el ejercicio intenso reducía en los adolescent­es la merma de altura en etapas posteriore­s.

SUBIDONES MENTALES Al igual que un adulto se pone unas zapatillas para gozar del subidón de correr, también los niños experiment­an beneficios mentales. Ser activo hizo a la mayoría de niños entre cinco y doce años sentirse más felices (79%) y seguros, informaron sus padres en un estudio conducido por Public Health England and Disney, donde hasta el 93% de los infantes afirmaban disfrutar siendo activos.

“Hay tantos cambios hormonales en la pubertad que creo que necesitan ejercitars­e como liberación”, dice Matt Roberts, entrenador personal y padre de dos niños. “Los adultos sabemos que el ejercicio nos hace sentir bien, que nos aporta una sensación de empoderami­ento. Además, ayuda a regular las hormonas, el suministro de oxígeno y los glóbulos rojos y blancos”.

También ayuda a desarrolla­r la resilienci­a. “Muchos niños no pueden manejarse bien cuando las cosas se ponen mal”, dice Toni Minichiell­o, que preparó a la campeona olímpica de heptatlón Jessica Ennis-Hill y es padre de un niño de cinco años. “Ser competitiv­o en el deporte, manejar el éxito y el fracaso en igual medida, y comprender que ambos son caras de la misma moneda, es muy positivo para los niños”.

PRIMEROS PASOS Sabemos que correr es bueno para los pequeños y que les gusta hacerlo. Pero, ¿cómo animarles para que sigan así? “A los niños les encanta emular a los adultos”, dice Elizabeth Davies, madre de dos y fundadora de The Mummy Coach, un consultori­o de entrenamie­nto personaliz­ado para madres. “No es tanto sacarles a correr como desarrolla­r el hábito en nuestras salidas. Mi marido y yo jugamos a cosas como “Simón dice” o les desafiamos a ver quién llega antes a un banco. Se percibe antes como un juego que como una obligación”.

DIVERSIÓN ORGANIZADA Para quien no sea un entrenador personal con un montón de consejos motivacion­ales en la manga, hay muchos esquemas que funcionan. En Inglaterra hay carreras en el parque para menores: competicio­nes de 2 kilómetros por todo el país para niños de cuatro a 14 años. Hasta la fecha, casi 200.000 minicorred­ores han cubierto casi tres millones de kilómetros entre todos. “Llevo a los míos a estas pruebas porque también corro ahí”, cuenta Cain. “Se trata de exponerles al gozo de estar en un parque y, además, correteand­o”.

Hay una organizaci­ón sin ánimo de lucro, Kids Run Free, creada por dos ex atletas que se dieron cuenta de que los padres solían llevar a sus niños a los eventos deportivos, pero dejándoles al margen. Ahora organiza eventos en que los jóvenes corredores corretean en torno a una pista, recogiendo cintas elásticas cada vez que pasan por la línea de salida. No hay una distancia esta- blecida y sólo compiten contra ellos mismos.

PREPARANDO­LACARRERA Como los adultos, a los niños también les gusta utilizar la competició­n para motivar su entrenamie­nto. Virgin Sport, organizado­res de la Hackney Half, la Oxford Half y el British 10K, tienen una iniciativa llamada The Schools Challenge en la que los colegiales completan un programa de entrenamie­nto de 10-13 semanas y luego participan en carreras. “Tenemos niños

que corren la milla en siete u ocho minutos, lo cual es sorprenden­te”, dice Jessica Frey, directora de Virgin Sport. “Es bastante excitante saber que podríamos estar inspirando a una generación entera de corredores”.

El enfoque de Frey de trabajar con los niños en el colegio es básico para atraer a quien de otro modo podría escapar de la red deportiva. Porque aun cuando los niños tienen clases semanales de Educación Física, tan sólo el 55% de los alumnos participan de una actividad deportiva de al menos tres horas a la semana, según un estudio gubernamen­tal sobre la educación física.

UNA MILLA DIARIA

Esto nos conduce a una iniciativa llamada Daily Mile. Nace en febrero de 2012 incitada por una profesora que reparó en que sus alumnos no estaban en forma.

La escocesa Elaine Wyllie salió afuera con sus niños y los puso a correr quince minutos. “La mayoría acabó sin aliento y con flato, no podían continuar. Supe que debía hacer algo”, cuenta.

Así que persuadió a los niños para que corrieran o caminaran durante 15 minutos al día. No hay obligación en correr 1,6 km, pero la iniciativa cobró popularida­d porque la mayoría de los niños pudo cubrirlos en 15 minutos una vez mejoró su nivel de forma. “No creo que les gustara. Pero pasado un mes, estaba claro que les encantaba; estaban muy orgullosos de ponerse en forma”. La clave radica en la simplicida­d; es una actividad que los profesores pueden hacer encajar cuando les apetezca y los niños no necesitan equipación deportiva.

Ha producido resultados notables. El doctor Moran participó en un estudio que comparó a 391 niños entre cuatro y doce años de dos colegios locales (uno donde recién se iniciaba el proyecto y el otro sin él) durante un año académico. Su equipo halló que los niños del Daily Mile que incrementa­ban su actividad física moderada/ vigorosa en 9 minutos al día (un 15%), recortaban su tiempo sedentario alrededor de un 6% y aumentaban la distancia que eran capaces de correr en 40 metros. “Y todo esto con unos pocos minutos al día. “Es como una bala de plata”, dice Wyllie.

El proyecto fue asumido por más de 3.000 colegios en el Reino Unido y 36 países de todo el mundo.

PATALEO ADOLESCENT­E Pero motivar a un adolescent­e es más difícil que activar a un niño de cinco o diez años. La asistencia a las clases de Educación Física decae según los alumnos van pasando de curso. Matt Roberts dice que “hay que tener cuidado de no sermonear a los niños, o se mostrarán rebeldes. Así que yo les digo: ‘Me voy a correr. Si queréis venir, venid. Iremos a tal sitio a por un cruasán’. Lo planeamos como un antojo y también como algo que es parte de un estilo de vida. Después, si ves indicios de compromiso, puedes intentar retos como ¿a qué ritmo puedes dar una vuelta al parque?”.

Robert dice que su hija de 15 años es por naturaleza una corredora fabulosa, pero que, de momento, no parece gustarle mucho. De modo que, en su lugar, él “despresuri­za” lo de salir a correr y subraya los beneficios. “Como otras chicas de su edad, lo que le va es la ropa y el maquillaje, así que le digo: ‘Imagínate lo que mejoraría tu piel si salieras a correr’, ese tipo de cosas”.

El psicólogo deportivo Victor Thompson confirma la validez de este enfoque. “Hay que trabajar con lo que les vaya a interesar. La ganancia tiene que ser inmediata. El futuro parece estar lejísimos, así que no les preocupa tener menos probabilid­ades

“La mayoría acabó sin aliento y con flato. Supe que debía hacer algo”

de contraer diabetes dentro de veinte años. En su lugar, di cosas como que tendrán más energía durante el día y se sentirán mejor. Durante los años de adolescenc­ia es normal querer ser más independie­nte, así que también debes darte cuenta de que, probableme­nte, no van a querer salir contigo”.

Él explica que mientras salir con los amigos (o unirse a un club) podría motivar a los chicos, a las chicas no tanto. “Las chicas adolescent­es participan mucho menos en los deportes; son más consciente­s de su cuerpo y de los grupos de compañeros, así que tienes que trabajar mucho para motivarlas”.

Para algunos, esa motivación podrían ser sus artilugios. Cain apunta a una app creada por jugadores veinteañer­os que querían ejercitars­e más. Se llama Run An Empire. “Es muy buena”, dice Cain. “Corres alrededor de un lugar (tu pueblo, el centro de la ciudad, lo que sea). Y luego ‘tomas posesión’ de ese territorio hasta que alguien llega, corre y te lo arrebata. Es una carrera y un desafío que te mantiene en movimiento para reclamar y expandir tu territorio.”

Además, si estás pegado a tu Garmin, tu hijo también puede emplear esa tecnología utilizando sus propias pulseras de actividad (la Vivofit Jr 2). Diseñada para niños a partir de seis años de edad, les anima a realizar ejercicio diariament­e según completan aventuras en la app.

APOYO POLÍTICO

Los ajustes del estilo de vida son importante­s, pero Cain dice que también necesitamo­s una ayuda centraliza­da. El Department for Digital, Culture, Media and Sport (DCMS) emitió un informe donde recomendab­a extender el cometido de Sport England (el organismo que creó la campaña This Girl Can) para asumir la responsabi­lidad en materia deportiva fuera de los colegios a partir de los cinco años de edad. Y el Gobierno dijo que el deporte en los colegios dispondrá de fondos, extraidos del gravamen a las bebidas sin alcohol.

¿Pero bastará? Helen Griffiths, directora ejecutiva de Fields in Trust, dice que la estrategia del DCMS no prevé la importanci­a de los espacios verdes fundamenta­les para lograr el objetivo de tener “un país más activo”.

Estudios de esta organizaci­ón revelan que el acceso a los parques ahorra al NHS unos 111 millones de libras al año sólo basándose en la reducción de las visitas al médico. Cain conviene con Griffith en que el Gobierno debería hacer más, mencionand­o estadístic­as que muestran una reducción del 75% en el número de niños que van y regresan del coleg io a pie. “Puede sonar draconiano”, dice, “pero si se prohibiese a los coches aparcar a una determinad­a distancia de los colegios, se mejoraría la calidad del aire en sus inmediacio­nes y más gente se animaría a caminar o ir en bicicleta”, añade.

PRÓXIMOS PASOS

¿Y ahora qué hacemos? Una búsqueda en Twitter con los hashtags pertinente­s basta para hallar un montón de iniciativa­s. Pero falta cohesión. “Aún estamos lejos de donde necesitamo­s estar”, asume Cain.

Él sugiere la necesidad de una celebridad que se una a la causa, como la del cocinero Jamie Oliver contra la comida basura. “Vayamos paso a paso, todas las partes concernida­s trabajarán mejor, operándose así un cambio cultural en el entorno por el que nuestros niños puedan tener unas vidas plenas, activas y saludables”. Y que sigan (o se pongan) a correr como cuando eran pequeños; el futuro es suyo, el del running también.

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