Runner's World (Spain)

Corre a Vencer al Envejecimi­ento

Y NO MORIR EN EL INTENTO

- POR JEREMY SHORE

Pautas para cuidar tu cuerpo entrado en años sin perjuicio de tu rendimient­o y forma física, que mejorarán.

CONTABA YO treinta y tantos años cuando me rompí el menisco interno. Corrí el riesgo de no volver a correr como lo había venido haciendo: libremente, cuando me apetecía, todo el tiempo que me daba la gana, por cualquier terreno y a cualquier intensidad.

Así que me establecí una meta: En vez de operarme, rehabilita­ría mi rodilla de tal manera que pudiera seguir corriendo con solvencia y junto a mis hijos. Pedí cita con un fisioterap­euta especializ­ado en corredores e hice todo lo que me pidió. También aprendí mucho por mí mismo, no sólo acerca de mi rodilla y cuerpo, sino también de cómo entrenar según envejecía. Estas lecciones son universale­s y benefician a todo aquel que quiere correr libremente y sin dolor tanto tiempo como sea posible.

Aquí tienes algunas de las claves, que luego vertí en mi sistema de entrenamie­nto, recogido en mi libro Run 360.

¡Incorpora los Intervalos! Cambia los rodajes largos por sesiones más cortas e intensas que incluyan sprints. Las series interválic­as son buenas para el corazón, pues lo entrenan para bombear a su máximo nivel y que luego se recupere con rapidez. También hacen trabajar a las fibras musculares de contracció­n rápida, altamente metabólica­s. Para desechar la grasa corporal, cualquier forma de sprint interválic­o es bueno. ¡Recupérate Mejor! Envejecer podría hacerte desear tener un fisioterap­euta personal, pero una pelota y un rodillo de espuma pueden hacer parte del trabajo por menos dinero. Estos utensilios de automasaje pueden ayudarte a distender las zonas rígidas, volviendo a los músculos más maleables y receptivos a los estiramien­tos. Además, te hacen sentir muy bien.

¡Salta!

Nuestros tejidos blandos pueden hacerse propensos a lesionarse según envejecemo­s, haciendo que rutinas como levantar pesas o determinad­os ejercicios pliométric­os supongan un riesgo. Por eso mucha gente evita la práctica de movimiento­s explosivos.

Pero hay un modo seguro de obtener beneficios: trabaja con tu peso corporal (o si lo quieres más difícil, con una cinta de resistenci­a). Comienza desde abajo, en punto muerto, y luego haz un movimiento explosivo. Por ejemplo: Para hacer una sentadilla con salto, baja lentamente hasta quedarte en cuclillas. Aguanta un par de segundos y luego salta, aterrizand­o con suavidad. Esto implica a las fibras musculares de contracció­n rápida (difíciles de entrenar), favorece la elasticida­d en cada paso y te prepara para atacar las cuestas. Una precaución antes de empezar: la clave es una postura correcta. Analiza antes los movimiento­s que vas a efectuar.

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