Haciendo Amigos
CORRER UN MARATÓN CON EL ÚNICO OBJETIVO DE ACABAR, QUE DISPUTARLO A TOPE.
Kipchoge lo corre en 2:01:39. Pero, ¿puede cualquier mortal afrontar un maratón?
EN EL ANTERIOR NÚMERO ya tuvisteis información, análisis y opiniones suficientes sobre el descomunal récord del mundo de maratón de Kipchoge en Berlín. Supuso una vuelta de tuerca más y la confirmación de que, por marcas y palmarés, es uno de los mejores maratonianos de siempre. Posee el último oro olímpico y el nuevo récord. Si al lector medio de Runner´s World (que además de correr suele estar interesado en el maratón de élite, pero no tanto en el atletismo oficial) se le pregunta por otros nombres de grandes maratonianos recientes, seguramente nombrará a los etíopes Gebrselassie y Bekele. Como el keniano, debutaron en maratón rondando los 30 años, tras una larga y exitosa trayectoria en pista y cross. No han sido por tanto maratonianos «de cuna», sino que han ido evolucionando con el paso de los años, aumentando kilometraje y disminuyendo ritmo.
En cambio, plantearse el maratón al poco de empezar a correr con asiduidad es algo que expertos entrenadores y médicos critican. Pero creo que no se puede generalizar. Evidentemente, si tienes 50 años, una vida anterior con mínima práctica deportiva y sobrepeso, poco sentido tiene apuntarse a un maratón sin entrenamiento. Porque pocas posibilidades hay de acabarlo, a no ser que te baste con hacerlo andando. Esto es un ejemplo imaginario de caso extremo, como también extremo -que no inventado- es el mío: participé en el primer Maratón de Madrid con trece años (con amigos del colegio y un hermano de diez). Si no lo acabé fue por mero aburrimiento, tras llevar ya unos kilómetros andando y no tener el ansia de acabarlo a toda costa; en vez de volver al parque del Retiro, nos fuimos en autobús a casa. Lo que no recuerdo ahora es si mi padres estaban esperando en meta o en casa tan tranquilos mientras sus hijos de trece y diez años participaban en el maratón. Volví con 17 y esta vez sí lo acabé (en un sorprendente 3:08) tras unos meses de entrenamientos en los que no seguí ningún plan (simplemente salía a correr por la calle) ni dejé de hacer las cosas típicas de mi edad en cuanto a otro tipo de salidas de casa.
Sin llegar a caso extremos de inexperiencia, edad o sobrepeso, a mí no me parece arriesgado plantearse el maratón tras unos meses corriendo. Mucho más peligroso para la salud (del chasis y del motor) son los partidos de deportes de balón o raqueta entre amigos, familiares o vecinos, en los que aunque con poco más que el honor o unas cervezas en juego, se pone al cuerpo mucho más al límite que en un maratón: sprints, saltos, quiebros, frenazos, golpes, ritmo. Cierto es que se dan caso de infartos o similares en carreras urbanas, pero creo que es por mera estadística, dado el tremendo auge de participación. Quien vaya a competir habitualmente en carreras debería hacerse un reconocimiento médico completo para descartar riesgos, pero tengo claro que quien no tenga algún problema «de serie», no lo va a desarrollar por ponerse a correr a ritmo continuo. ¡Todo lo contrario! Su cuerpo va a afinarse y su corazón va a trabajar más eficazmente.
Porque en un maratón no es el corazón lo que te frena, sino los músculos, ya sea por falta de entrenamiento o por no haberte ido hidratando correctamente, algo que parece difícil que suceda en competición, dados los avituallamientos cada pocos kilómetros. Si esos tres maratonianos africanos tardaron tantos años en debutar no es porque sus cuerpos no estuviesen preparados para acabarlo, sino porque cuando lo hicieron fue para exprimirse a tope como hacían en las distancias inferiores. Pero vuestro objetivo en el debut no es ése, sino simplemente acabarlo sin tener que caminar. A tal fin no hacen falta años de entrenamiento intensivo, sino saber cuál es el ritmo que puedes llevar e incluso corriendo al principio por debajo de él, tomando medidas para evitar rozaduras y ampollas, bebiendo adecuadamente en los puestos de avituallamiento y, por supuesto, siendo consciente de que las piernas van a acabar doliendo mucho y que entrarán ganas de pararse. Si las vences, el esfuerzo merece la pena a cambio de las sensaciones en la recta final.
No se trata de que todo nuevo corredor se planteé un maratón. A muchos no les seduce la distancia, ni competir en distancia alguna. Y no por eso son corredores de menor categoría. Pero si te atrae el reto, que no te asusten diciéndote que necesitas una preparación como la de Kipchoge para afrontarlo por primera vez. No se trata de exprimir al cuerpo, sino de saber hasta dónde es capaz de llegar. Si sabes cuál es tu ritmo más adecuado, tu cuerpo llegará sin problemas.