Runner's World (Spain)

Maratón Fiz

- MARTÍN FIZ DIRECTOR TÉCNICO @ maratonfiz

NO HA SIDO LA PRIMERA NI SERÁ LA ÚLTIMA VEZ que Eliud Kipchoge reviente el cronómetro. El año pasado, en el circuito de Formula 1 de Monza, corrió la distancia de 42.195 metros en 2:00:25. Hace pocas fechas, en el BMW Berlin Marathon, logró el récord del mundo de maratón: 2:01:39. El keniano es capaz de ganar al sprint o cabalgando en solitario. Haga frío, calor, humedad o sequedad, no presenta debilidad alguna ante ninguna adversidad. Es único.

Si yo fuera él, me plantearía bajar de las dos horas. En Berlín tuvo todo a su favor. Y cuando digo que tuvo el santo de frente, me refiero a sus bioritmos físicos y mentales. Ese día, hasta los dioses del viento -Céfiro, Bóreas, Noto y Euro- le dieron dos horas de licencia para que insistiese en su búsqueda del récord. La noche antes del maratón tuvo que dormir a pata ancha y cuando a la mañana siguiente apoyo el pie en el suelo, notó que sus articulaci­ones estaban preparadas para someterlas al máximo esfuerzo. Bostezó y seguidamen­te abrió la ventana de la habitación 2139 para descubrir la temperatur­a ambiente. Todavía era de noche. Los árboles del parque de Tiergarten estaban adormecido­s, no se movía ni una hoja y el cuerpo de Kipchoge no se impresionó con bajadas ni subidas de temperatur­a. Era el día perfecto para alcanzar el récord.

Las liebres hacían bien su trabajo, le llevaban a un ritmo constante de 2:54 minutos / kilómetro, pero la sensación era como si estuviera en Eldoret ha- ciendo con sus compañeros una tirada larga. El paso por la media (1:01:06) ya auguraba que el récord de Dennis Kimetto (2:02:57) corría peligro de extinción y por un margen de más de treinta segundos. La carrera avanzaba, las liebres se retiraban. Cuando aún quedaban 17 km para cruzar la Puerta de Brandenbur­go, Kipchoge se quedó más solo que la una. Pensé: de estar en su pellejo, la mejor opción es salvar la carrera. Es decir, bajar el ritmo y reservar las energías para lograr la victoria. Pero ese día Kipchoge se levantó predispues­to a ir a por todo y continuó firme en su empeño. Aumentó el ritmo incluso corriendo en solitario (1:00:33), y consiguió un impresiona­nte récord, 2:01:39. ¡Brutal!

El año que viene, en octubre, toca Mundial de Atletismo en Doha. Yo en su lugar, sabedor de que aún tiene margen de mejora, desistiría de este evento y me centraría en aproximarm­e a las dos horas para agrandar su leyenda. ¿Dónde? Posiblemen­te la tentativa se producirá en el Virgin London Marathon o de nuevo en Berlín. Me inclinaría por la ciudad alemana; allí disfrutó de sus mejores sensacione­s. Y para poner punto y final a su carrera como atleta de élite, qué mejor forma que despedirse corriendo el maratón de los JJ.OO. de Tokio 2020. Revalidar el título de campeón olímpico y después a correr carreras populares. Pero yo soy Fiz, no Kipchoge. Y él hará lo que más le cautive y ambicione. Eliud (05.11.1984) ha ganado diez de los once maratones que ha disputado, cada cual en diferentes condicione­s. Cada época es diferente y rememoro a Abebe Bikila, Haile Gebrselass­ie, Emil Zatopek… Pero como Eliud Kipchoge, ninguno.

En efecto, ese es el dato que subraya el increíble mérito del nuevo récord del mundo: Eliud Kipchoge corrió absolutame­nte solo durante la totalidad de los últimos 17 kilómetros de la prueba. Sin liebres, sin competidor­es, sin referencia­s vivas. Un esfuerzo para enmarcar.

La decisión final, claro está, será personal. Pero el a buen seguro terrible ambiente húmedo de la capital nipona, así como la ardua misión de lograr el triunfo donde Abebe Bikila remató su leyenda olímpica, influencia­rán el fallo de un Kipchoge al que se presupone -tal vez de manera injustaque llegará a 2020 en perfecto estado de forma.

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