El Rincón del Trotamundos
EUROPA TIENE UN DOBLE CAMPEÓN DE 1.500 Y 5.000 METROS DE 17 AÑOS. ¿TALENTO EFÍMERO O PRÓXIMA LEYENDA?
Analizamos el fenómeno del precoz noruego Jakob Ingebrigtsen, doble campeón europeo.
RODABA YO CON MI COMPAÑERO DE FATIGAS Pablo, (uno de los mejores obstaculistas catalanes en la categoría de veteranos) y, entre zancadas, apareció este objeto de tertulia, porque, además de atletas, los atletas acostumbramos a ser aficionados. Ese día tocaba hablar de Jakob Ingebrigtsen, quien un mes antes había logrado en Berlín dos oros en 24 horas, al estilo El Guerrouj; es decir, en una prueba de mediofondo y en otra de fondo, como hizo Berkane en los Juegos Olímpicos de Atenas’04. Jakob, además, ha corrido esta temporada los 1.500 metros en 3:31.18, la milla en 3:52.28 y los 5 kilómetros en pista en 13:17.06.
Mi ‘Pablete’, como le llamo cariñosamente, tiene una filosofía del atletismo de rendimiento más conservadora, más de largo plazo. Ese savoir faire de ir “piano piano” y “partido a partido”, como el Cholo Simeone, le ha permitido encadenar varias temporadas sin lesiones, alcanzando el pico de forma cuando más le interesa, que es en el mes de mayo, cuando se disputan los Campeonatos de Catalunya en categoría Máster. Por eso yo intuyo que a Pablete le parece que el menor de los tres hermanos noruegos tal vez esté yendo demasiado deprisa, sin perjuicio de que reconozca que el chico es un portento de la naturaleza, algo obvio. Yo, en cambio, discrepo de mi compi. Creo que si un atleta, aunque aún sea menor de edad, está física y mentalmente preparado para dar el salto a la élite y medirse con los mejores de entre los mayores, debe hacerlo en cuanto pueda. No digo que haya que acelerar etapas y hacer entrenar al adolescente más de la cuenta para llegar antes, pero si entrenando lo que le toca para su edad (supongamos que en el caso de Jakob ha sido así), es el mejor de Europa, ¿para qué esperar más y para qué dejar pasar oportunidades? El atleta noruego ha logrado con 17 años (a día de hoy, ya 18) más que la mayoría de los atletas de élite en todas sus carreras deportivas. Como se suele decir en el argot castellano, “que le quiten lo bailao”. Si un atleta joven se intuye que va a ser un atleta de élite, cuanto antes corra entre la élite, mejor. Al fin y al cabo, ese es el escenario en el que se va a desenvolver en los próximos años, si todo sale bien. Eso sí, mi teoría dice que al atleta novel no hay que pedirle, en ese campeonato absoluto, más de lo que se supone que puede hacer. No hay que crearle ninguna presión. La presión y la exigencia debe tenerla en el campeonato del grupo de edad al cual pertenece.
Al hilo del “fenómeno Ingebrigtsen”, Carles Castillejo publicó en Facebook, una frase que decía (más o menos, no recuerdo sus palabras letra por letra), que si el muchacho, con 17 años, había corrido en 3:31 los 1.500 metros, habría que esperar de él que en los años venideros lograra una marca de 3:26 ó 3:27 en la distancia, o de lo contrario se podría interpretar que no cumplirá las expectativas.
Es una opinión que comparto plenamente con Carles. Si pasan los años, y Jakob no logra correr en esos 3:26-27 que apunta ‘Casti’, o los 5.000 metros alrededor de 12:50, entonces diría que el ahora jovencísimo Jakob Ingebrigtsen no logrará alcanzar la categoría de leyenda, sino que se quedaría en uno de los mejores atletas del continente, pero sin llegar a la altura de los Bekele, Farah, Radcliffe o El Guerrouj, por citar ejemplos de leyendas.
En cualquier caso, lo que ha logrado hasta la fecha la prodigiosa familia Ingebrigsten sí es de leyenda y difícilmente se repetirá en la historia del atletismo. Entre los tres hermanos Jakob, Filip y Henrik suman, sólo al aire libre, cinco medallas en Europeos y una en Mundiales. Y, para el show y la prensa, el surgimiento de talentos prematuros como el noruego Jakob Ingebrigtsen o el sueco Armand Duplantis nos viene caído del cielo.