TODO PARA ARRIBA

La tarde de la segunda etapa tuvo una acertada novedad en 2018. Además de la visita a un poblado cuyos habitantes (en su mayoría artistas) de origen malí agasajan a la expedición a base de té con pastas y una muestra de su talento, quienes quisieron, y de manera paralela a la competición (no computaba para la clasificación general), pudieron participar de una singular escalada a la principal duna de Merzouga, una pared que desde abajo se antoja casi vertical (hay que subir trepando a cuatro patas) y desde arriba ofrece un panorama que quita el hipo. El esfuerzo, de una intensidad brutal (apenas 6 minutos), fue afrontado por una veintena de personas (jalonadas a pie de duna por centenares, pues es lugar habitual de esparcimiento para los locales), resultando ganadora María Mainez (hizo valer su técnica ante nada más y nada menos que Oriol Ferré, el ganador de la presente edición de la Desert Run, quien se vio relegado a la segunda plaza).