El síndrome Haglund: la lesión de los runners.
De entre todas las lesiones que afectan al tendón de Aquiles, especialmente de los corredores, destaca por el nombre propio de quien describió la enfermedad o síndrome de H-A-G-L-U-N-D, y lo escribo así porque continuamente veo mal escrito el epónimo, incluso en caso de profesionales sanitarios. Digamos que el síndrome de Haglund se desarrolla con los años por los impactos repetitivos que sufre la zona distal del tendón de Aquiles contra el borde posterosuperior del calcáneo, hueso en el que se inserta en la parte posterior del talón. Cuando esa parte del hueso es prominente o angulada, la denominamos ‘deformidad de Haglund’ y favorece la apavuelven
rición de los síntomas, que son dolor al principio solo después de correr, pero cada vez va siendo más limitante hasta provocar el abandono de la carrera. El tendón de Aquiles sufre roturas parciales y existen fases de inflamación de la bursa retrocalcánea (entre hueso y tendón) denominadas ‘bursitis’. Aunque en algunos casos podemos controlar la lesión con modificación de la actividad (disciplinas como montar en bicicleta se toleran casi siempre estupendamente), frío local y fisioterapia (descarga del gemelo y sóleo, tecarterapia, láser de alta potencia y otras técnicas), la mayoría de las veces se convierte en un proceso crónico y recurrente cada vez que se a realizar volúmenes o intensidades de carrera elevadas (las zapatillas de clavos que utilizan los atletas profesionales en pista son ‘criminales’ cuando existe el problema). Por suerte, es una de las patologías que mejor responden al tratamiento quirúrgico y, posiblemente, la lesión de corredores que más se opera (ha habido algunos años en los que he intervenido a más de cincuenta atletas). En fases iniciales o deformidades leves la operación es posible, incluso, realizarla por endoscopia (mediante dos pequeños orificios, uno para la óptica de visión y otro para la fresa motorizada que rebaja la prominencia). El término que usamos para describir la resección de la deformidad es ‘calcaneoplastia’. A la mayoría de pacientes les realizamos un abordaje con una incisión lateral del talón donde resecamos el Haglund. El posoperatorio es sencillo, no requiere inmovilización e, incluso, se puede caminar a los pocos días. Comenzamos precozmente la rehabilitación y la fisioterapia y, en la mayoría de los casos, ya se puede empezar a trotar en pocos meses. Maratonianos ilustres como Jesús España (en la imagen) o Carles Castillejo fueron, incluso, internacionales después de la operación. Es fundamental llegar a un diagnóstico preciso del problema, pues hay casos que presentan otras patologías asociadas de la inserción del tendón de Aquiles o de su cuerpo que requerirán otros gestos o recomendaciones.