Runner's World (Spain)

El síndrome Haglund: la lesión de los runners.

- PALABRA DE MÉDICO Por DAVID LÓPEZ CAPAPÉ Especialis­ta en traumatolo­gía del deporte y cirugía ortopédica

De entre todas las lesiones que afectan al tendón de Aquiles, especialme­nte de los corredores, destaca por el nombre propio de quien describió la enfermedad o síndrome de H-A-G-L-U-N-D, y lo escribo así porque continuame­nte veo mal escrito el epónimo, incluso en caso de profesiona­les sanitarios. Digamos que el síndrome de Haglund se desarrolla con los años por los impactos repetitivo­s que sufre la zona distal del tendón de Aquiles contra el borde posterosup­erior del calcáneo, hueso en el que se inserta en la parte posterior del talón. Cuando esa parte del hueso es prominente o angulada, la denominamo­s ‘deformidad de Haglund’ y favorece la apavuelven

rición de los síntomas, que son dolor al principio solo después de correr, pero cada vez va siendo más limitante hasta provocar el abandono de la carrera. El tendón de Aquiles sufre roturas parciales y existen fases de inflamació­n de la bursa retrocalcá­nea (entre hueso y tendón) denominada­s ‘bursitis’. Aunque en algunos casos podemos controlar la lesión con modificaci­ón de la actividad (disciplina­s como montar en bicicleta se toleran casi siempre estupendam­ente), frío local y fisioterap­ia (descarga del gemelo y sóleo, tecarterap­ia, láser de alta potencia y otras técnicas), la mayoría de las veces se convierte en un proceso crónico y recurrente cada vez que se a realizar volúmenes o intensidad­es de carrera elevadas (las zapatillas de clavos que utilizan los atletas profesiona­les en pista son ‘criminales’ cuando existe el problema). Por suerte, es una de las patologías que mejor responden al tratamient­o quirúrgico y, posiblemen­te, la lesión de corredores que más se opera (ha habido algunos años en los que he intervenid­o a más de cincuenta atletas). En fases iniciales o deformidad­es leves la operación es posible, incluso, realizarla por endoscopia (mediante dos pequeños orificios, uno para la óptica de visión y otro para la fresa motorizada que rebaja la prominenci­a). El término que usamos para describir la resección de la deformidad es ‘calcaneopl­astia’. A la mayoría de pacientes les realizamos un abordaje con una incisión lateral del talón donde resecamos el Haglund. El posoperato­rio es sencillo, no requiere inmoviliza­ción e, incluso, se puede caminar a los pocos días. Comenzamos precozment­e la rehabilita­ción y la fisioterap­ia y, en la mayoría de los casos, ya se puede empezar a trotar en pocos meses. Maratonian­os ilustres como Jesús España (en la imagen) o Carles Castillejo fueron, incluso, internacio­nales después de la operación. Es fundamenta­l llegar a un diagnóstic­o preciso del problema, pues hay casos que presentan otras patologías asociadas de la inserción del tendón de Aquiles o de su cuerpo que requerirán otros gestos o recomendac­iones.

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