¿Y EL PREENFRIAMIENTO?
HAY MUCHOS MÉTODOS
que sirven para reducir la temperatura desde fuera. Los chalecos de hielo se llevan usando desde los JJOO de Atenas 2004, pero los resultados de las investigaciones sobre sus beneficios son ambiguos. Ese mismo año, un estudio de la Universidad de Islandia descubrió una mejora del
1,1 % en una carrera de 5K en condiciones de calor
(32 °C) tras llevar un chaleco de hielo durante el calentamiento activo. Redujo la temperatura central y la de la piel y también los niveles de esfuerzo, pero solo en la primera fase de la carrera.
Otros métodos son darse una ducha fría, rociarse las muñecas con anticongelante y usar mentol. El mentol estimula los termorreceptores y desencadena una sensación de frescor sin reducir realmente la temperatura corporal.
Pero debemos hacer caso a las advertencias de Mike Tipton, profesor de fisiología humana y aplicada en la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), que ayuda a atletas ingleses a prepararse para el calor para Tokio 2021: “Si te preenfrías, tu función muscular se deteriora. Además, se puede desencadenar una diuresis por frío y de ahí una autodeshidratación”.