“La terapia de la fascia te cambia la vida”

UN TRATAMIENTO DE SEIS SESIONES CON UN ESPECIALISTA EN TEJIDOS BLANDOS PUEDE OBRAR AUTÉNTICOS MILAGROS EN NUESTRA MOVILIDAD.

Tras luchar durante una década contra los dolores de espalda, nuestra colaboradora Leah Wyler probó diferentes terapias, desde la acupuntura a la quiropráctica. Por eso, cuando le propusieron un tratamiento de “manipulaciones intensas de la fascia agarrotada”, no se lo pensó dos veces. “La terapeuta me dijo que me tumbara boca arriba. ‘Pero me duele la zona lumbar’, repliqué. ‘Para arreglar la espalda tengo que tratar la parte delantera’, respondió. ¿La clave de mi problema? Rigidez extrema en los flexores de la cadera y en los abdominales inferiores. Sentarme durante horas con una postura incorrecta empujó mi pelvis, lo que provocó en la columna lumbar una curva antinatural. Para arreglarlo hizo falta la presión profunda de los pulgares y los codos de la terapeuta, hasta reorganizar la fascia. Durante una sesión se centró en dos músculos pélvicos: el iliaco y el psoas. Poco a poco progresábamos, y eso me motivó a seguir con los estiramientos fuera de su consulta. Uno de ellos consistía en rodar el vientre sobre una pelota para mantener el psoas esponjoso. Comprender la relación entre las partes del cuerpo unidas por la fascia me ha ayudado más allá de mis problemas de espalda. Ahora, procuro ser consciente cuando hago fuerza durante los ejercicios abdominales, para no hacerme daño. Empecé a correr de nuevo, y tomé las riendas de mi propio cuerpo”.