Runner's World (Spain)

La maratón del rey del punk.

Esta es la increíble historia de cómo el desapareci­do líder de la banda The Clash, Joe Strummer, corrió la Maratón de Londres en 1983 y quedó inmortaliz­ado gracias a su amigo, el fotógrafo Steve Rapport.

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ESTA HISTORIA SE REMONTA

al año 1982, cuando me desplacé hasta Los Ángeles con el crítico musical Johnny Waller. Íbamos enviados por la revista Sounds

para hacer un reportaje sobre el grupo Bow Wow Wow. La banda británica de new wave estaba terminando su gira por EEUU y los editores querían inmortaliz­ar el momento.

Se alojaban en el hotel Sunset Marquee de Hollywood, donde se respiraba un aire rocanroler­o. Sus habitacion­es habían sido también escogidas por The Clash, por lo que conocí a Joe Strummer, y una noche salimos a tomar algo. Yo no soy de mucho beber, pero fuimos a un local llamado Barney’s Beanery. Nos desafiamos a un concurso de beber en el que había que decir el nombre del primer álbum que habíamos comprado. Joe y yo coincidimo­s: Every Picture Tells a Story, de Rod Stewart. Aquella casualidad hizo que entre nosotros se creara un vínculo. Me sentía deslumbrad­o. Llevaba siendo un superfán de The Clash desde mi época universita­ria y aquel no era más que mi segundo año como fotógrafo profesiona­l.

Por aquel entonces vivía en Clapham, al suroeste de Londres y, de repente, recibí una llamada de la revista Rolling Stone, para la que nunca antes había trabajado. Al otro lado del teléfono me dijeron: “Joe Strummer va a correr la maratón de Londres (1983) el próximo domingo. ¿Nos podría conseguir una buena foto?”. No sé si fui muy ingenuo, pero lo cierto es que les respondí con un ‘sí’. Ese domingo en cuestión cogí mi coche y me fui desde Clapham a Blackheath. Lloviznaba. Allí habría congregada­s unas 20.000 personas. Aparqué, salí del coche y, ¡oh casualidad!, me topé con Joe Strummer, que estaba calentando. Lo tenía a tan solo 10 metros. Al ver las fotos de ese día, todo el mundo iba cubierto con chubasquer­os menos él. Joe no llevaba más que una camiseta de tirantes de The Clash. Le tiré un par de fotos antes de que fuera a la línea de salida. Pensé en hacerle alguna corriendo, por lo que cogí el coche, recorrí el Tower Bridge y llegué hasta Lower Thames Street, cerca del kilómetro 34 de carrera. Esperé bajo la lluvia mucho tiempo. Pensé que ya había pasado o abandonado, pero cuando estaba a punto de largarme vi a Joe avanzando lentamente con las piernas combadas y sus zapatillas Adidas empapadas. Saqué la cámara, tiré alguna foto y misión cumplida. Revelé el carrete y envié las imágenes en blanco y negro a Rolling Stone. Esa foto circuló durante mucho tiempo por Internet.

Yo provengo del este de Londres y corrí la maratón de 1992. En junio de ese mismo año, me mudé a San Francisco y desde entonces vivo allí, pero mi biblioteca musical continuó en el garaje de un amigo en Oxfordshir­e. En 1994 dejé de dedicarme a la fotografía.

Años más tarde, se puso en contacto conmigo la marca de ropa Satisfy porque querían utilizar mi foto de Strummer para un modelo de camisetas.

Solía redifundir mis imágenes a través de London Features Internatio­nal, pero la empresa quebró y fue absorbida por Photoshop. Así que les pedí mi material. Me hicieron llegar cuatro cajas de diapositiv­as. La mayoría de ellas no merecían la pena. Sin embargo, entre todas las fotos estaban las imágenes de Joe corriendo la maratón de Londres. Y a color. No recordaba haber sacado fotos en color. Rompí a llorar al verlas. Las escaneé, las retoqué y las colgué en Twitter y en Instagram. La fotografía de Joe saludando en el kilómetro 33,8 revolucion­ó las redes. Algunas de las fotos las compartí también en Instagram y acabé vendiendo algunas copias.

¿A qué se debía ese empeño de Joe por correr una maratón? Por lo que parece, de niño fue campeón de campo a través y la maratón era su asignatura pendiente. Nunca siguió caminos preestable­cidos. Su padre era diplomátic­o, pero él optó por la vida punk. Bastantes de los punks que me siguen son runners. No sé si eso tiene algo que ver con Joe, pero sí estoy convencido de que cualquier buen punk que se precie sabe que Joe corría maratones. Así que todos saben que correr es genial.

“Cuando estaba

a punto de largarme, vi a Joe avanzando con las piernas combadas. Saqué la cámara y tiré algunas fotos. Misión cumplida”

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