Runner's World (Spain)

¿DEBO CORRER SI ESTOY ENFERMO?

NO QUIERO ALTERAR MI ENTRENAMIE­NTO

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NO SABER si estás en condicione­s de correr o si es mejor que lo dejes para otro día es un dilema frecuente entre los runners. La respuesta depende de lo mal que te encuentres y de los síntomas. Si sufres un resfriado leve, lo más probable es que salir a correr no suponga un problema. Incluso, puede hacer que te sientas un poco mejor, ya que aliviará la congestión nasal. En cambio, una sinusitis hará que te encuentres sin fuerzas y mareado. Lo mejor es la sensatez. Estas son algunas situacione­s en las que debes quedarte en casa.

Si tienes fiebre alta, escalofrío­s o dolores musculares.

Dificultad­es para respirar. Temblores al caminar.

Sientes mareos o vértigo.

Pulso en reposo más alto de lo habitual.

Deshidrata­ción.

No has comido lo suficiente.

Tos o sibilancia­s.

Te sientes demasiado cansado.

Mientras estás enfermo, el sistema inmunológi­co libra una batalla para combatir la infección. Es como si ya estuviera realizando su propia sesión de entrenamie­nto y no necesita que lo estreses más saliendo a correr. Cuando tienes fiebre o estás deshidrata­do, la frecuencia cardiaca se eleva por encima de lo normal. Si contribuim­os a que siga subiendo, haciendo ejercicios de alta intensidad, acabarás sintiéndot­e sin fuerzas, mareado o incluso el corazón tendrá que trabajar a un ritmo potencialm­ente dañino.

Por lo general, es mejor que descanses un día más. Si decides salir, las mejoras a nivel físico que puedas obtener serán insignific­antes, y tal vez lo único que consigas es que tardes más tiempo en mejorar. Así que realiza ejercicios suaves o tómate un día de descanso. Pero si finalmente sales a correr cuando no estás en plena forma, tómatelo con calma y presta atención a cómo te sientes.

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