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Una inyección semanal permite perder el 30% del peso
mió la pasión investigadora de Francisco Díaz Cadórniga, histórico jefe del citado servicio del HUCA (jubilado desde 2006). Fue el artífice de la práctica erradicación del bocio en Asturias, tras constatar que era uno de los territorios de España más castigado por el déficit de yodo, con los perjuicios para la salud –exteriorizados en aquellos tremendos hinchazones en el cuello– que esta escasez acarreaba. «Desde los orígenes del servicio, el doctor Cadórniga nos inculcó un espíritu de curiosidad, de salir más allá y trascender los problemas que vemos en el hospital», señalan los responsables del servicio y del grupo ENDO, acrónimo que responde a los términos endocrinología, nutrición, diabetes y obesidad. Y añaden que, como consecuencia, el Principado es hoy «la comunidad autónoma que más erradicada tiene la deficiencia de yodo».
Siguiendo aquella estela inicial, el bocio fue objeto de las tesis doctorales de los doctores Edelmiro Menéndez y Elías Delgado. El siguiente objetivo se centró en la diabetes, unas de las grandes epidemias de las últimas décadas. De nuevo los especialistas asturianos decidieron cuantificar de primera mano las dimensiones del desafío. Con el apoyo de una beca FIS, del Instituto de Salud Carlos III, lograda en 1998, Patricia Botas Cervero realizó un estudio que situó a la endocrinología asturiana en el mapa nacional de las investigaciones acerca de esta enfermedad.
Tras esos dos precedentes de actividad médica y epidemiológica, vino un salto adelante: la coordinación multidisciplinar entre los médicos y los investigadores básicos, en el marco del ISPA. «Unos y otros vemos el mismo problema desde perspectivas diferentes, y eso nos sitúa en una nueva dimensión de mucho futuro y que nos ofrece la posibilidad de ampliar los conocimientos y trabajar en nuevos tratamientos», subraya el doctor Delgado.
Una de las investigaciones está liderada por Edelmiro Menéndez, en colaboración con Eduardo Iglesias Gutiérrez, especialista en fisiología de la Universidad de Oviedo. Se refiere a la diabetes gestacional, «un problema que sufren hasta un 20 por ciento de las mujeres embarazadas, y cada vez más, por el aumento de la edad media de las gestantes». En este ámbito, resultan muy ventajosos un diagnóstico adecuado y el control precoz de la glucemia para la salud del feto
«Estamos en un momento crucial en el ámbito de la obesidad. Asistimos a unos resultados espectaculares en los ensayos clínicos: un 20, un 25 y hasta un 30 por ciento de reducción de peso con una inyección semanal», subraya Elías Delgado Álvarez, jefe de la sección de Diabetes del HUCA y coordinador del grupo de investigación en enfermedades endocrinas del ISPA. Las tasas citadas significan que «una persona de 100 kilos puede llegar a perder 30 en unos cinco meses de tratamiento», lo que viene a equivaler a lo que se consigue con la cirugía bariátrica [de la obesidad]. Y no solo es eso, sino que se ha publicado recientemente que la persona que se somete a ese tratamiento reduce su riesgo cardiovascular un 20 por ciento.
«Es totalmente revolucionaria, impensable hasta hace muy poco tiempo para el abordaje terapéutico de las personas con obesidad», añade el doctor Delgado. Pero esta revolución lleva aparejado un dilema nada desdeñable: ¿Qué harán los servicios sanitarios públicos con su financiación? Personas con exceso de peso hay muchas. «El médico decidirá quiénes pueden beneficiarse de estos tratamientos, pero van a suponer un gasto muy importante», indica el especialista del HUCA, quien añade que estas inyecciones no deben aplicarse de manera frívola, sino «en un contexto de control dietético, aumento de ejercicio físico y cambios en los estilos de vida».