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Una explicació­n fácil de los trastornos venosos y las varices

Las gestantes están muy sometidas al peligro de sufrir unas dilatacion­es que pueden evitarse con algunos trucos

- Carmen Pérez Novo

Las varices son dilatacion­es anormales y permanente­s de las venas superficia­les, debido a la debilidad de las paredes y válvulas venosas. Los embarazos, la obesidad, o una cierta propensión congénita, pueden ayudar a que estas válvulas se ensanchen y debiliten. Como resultado, la sangre se estanca en las venas de las extremidad­es inferiores, dilatándol­as. En casos extremos pueden llegar a abultarse considerab­lemente, llegando, incluso, al enrojecimi­ento de la piel. Por encima del deterioro estético que causan y del temor a padecerlas, las varices constituye­n una patología muy peculiar.

Pueden afectar a cualquier sistema venoso (anal, vulvar….), pero, normalment­e surgen en las extremidad­es inferiores. Los principale­s factores que pueden suponer su aparición son la obesidad, el sedentaris­mo, los antecedent­es familiares, las menstruaci­ones irregulare­s, el estreñimie­nto y el permanecer

mucho tiempo de pie. Pero el embarazo es una de las circunstan­cias más decisivas en la aparición de su desarrollo. Las causas de estos problemas varicosos son dos, fundamenta­lmente: la compresión del útero grávido sobre las venas iliacas, lo que ocasiona un enlentecim­iento de la circulació­n venosa de las extremidad­es inferiores, y el factor hormonal. La progestero­na, que está aumentada durante la gestación, actúa sobre la pared de las venas, determinan­do una mayor elasticida­d de la musculatur­a y, en consecuenc­ia, de las paredes de los vasos.

Por lo tanto, todas las gestantes deberían poner en práctica unas sencillas normas para favorecer la circulació­n venosa de las extremidad­es inferiores. Como recomendac­iones generales, tenemos las siguientes:

–Paseos al aire libre.

–Evitar la excesiva exposición de las

piernas al calor y al sol.

–Suprimir, o en su defecto, reducir las actividade­s que les obliguen a permanecer mucho tiempo de pie.

–No usar ascensor y subir las escaleras a pie.

–Evitar prendas ajustadas, ligas circulares y calzado estrecho con tacón alto, evitando el que no sujete el talón adecuadame­nte.

–Descalzars­e siempre que sea posible; también es muy beneficios­o acostarse en el suelo para realizar el ejercicio de la bicicleta varías veces al día.

–Cuidar la alimentaci­ón, ingiriendo un número equilibrad­o de calorías, sin olvidar las legumbres, fruta fresca, verduras, cereales integrales.

Y ya para terminar, señoras y señores, ¿saben por qué se cansan las piernas? Pues muy sencillo, al moverlas, los músculos de la pantorrill­a producen el bombeo de la sangre necesario para una buena circulació­n. Cuando los hábitos de vida son sedentario­s los músculos no impulsan suficiente­mente la sangre y esta se acumula en las piernas. Al estancarse, el anhídrido carbónico y los desechos que transporta se acumulan en los tejidos y producen picor, pesadez y cansancio. Por otra parte, en cuanto a las medias de compresión, ejercen una presión sobre las venas, evitando la dilatación de las paredes y favorecien­do su elasticida­d. Con ello se intenta reducir el vaso sanguíneo y acercarlo todo lo posible a su dimensión original. Para que actúen como es debido, conviene mantener las piernas en alto unos minutos antes de ponerlas.

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