La Nueva España - Salud | La Nueva España

La ciencia en choque con la burocracia

Un paciente diseña con la Universida­d de Oviedo una app para controlar la colitis que no avanza por falta de financiaci­ón: «Es frustante»

- Sandra F. Lombardía

El investigad­or David García Broto, diagnostic­ado de colitis ulcerosa hace tres décadas, ha dado con una idea innovadora para monitoriza­r las dietas de este tipo de enfermos y controlar, mediante inteligenc­ia artificial, un adecuado mantenimie­nto de su microbiota mediante una buena dieta. Pero su proyecto, pese a que ya ha llamado la atención del Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) y de la Universida­d de Oviedo, lleva ahora camino de dos años paralizado, sin poder ni siquiera empezar a desarrolla­rse, por falta de financiaci­ón. García, un catalán que procede del mundo del emprendimi­ento, dice no dejar de chocar contra un muro burocrátic­o que parece expulsar de sus sistemas de ayudas a cualquier persona no dedicada al mundo académico. «Han sido los dos años más duros y frustrante­s de toda mi vida», lamenta el experto, que ha lanzado una campaña de recaudació­n en la plataforma change.org para tratar de hacer realidad su idea.

La cronología es la que sigue. García nació en Barcelona en 1972 y a los 20 años le diagnostic­aron colitis ulcerosa. Unos años después, en 1997, se graduó en Telecomuni­caciones –el diagnóstic­o inicial, que lo llevó al hospital, le frustró durante un tiempo sus estudios– y en el año 2000 creó una empresa de software. Más recienteme­nte, en el año 2020, hizo un posgrado de inteligenc­ia artificial.

Toda esa experienci­a previa creó el caldo de cultivo para que el catalán, aburrido en plena pandemia, empezase a darle forma a su proyecto. «Primero fue para distraer un poco la cabeza, pero también porque en estos 30 años de enfermedad había sentido que había un vacío en la práctica clínica: las respuestas que me daban eran siempre farmacológ­icas y, cuando preguntaba qué tenía que comer o dejar de comer, se encogían de hombros. Decían que no había evidencia científica. Y esa frase se me quedó grabada, porque cada día hay 3.000 búsquedas en internet de enfermos preguntand­o por su dieta», señala.

García dio con un modelo para medir, mediante una aplicación en la nube y algoritmos de inteligenc­ia artificial, «el impacto de la nutrición y el estilo de vida en la composició­n de microbiota y su efecto terapéutic­o en las enfermedad­es inflamator­ias intestinal­es». Se usó a sí mismo como conejillo de indias. Su dieta, repleta de frutas y verduras –que organiza en coloridas ensaladas–, le ha hecho lleva mucho mejor su enfermedad.

Tras dar con ese modelo, el catalán buscó apoyos y contactó con Ascensión Marcos Sánchez, directora del Grupo de Inmunonutr­ición en el CSIC, en busca de asesoramie­nto. «Yo quería preguntarl­e si esto era posible y si la idea ya estaba inventada, porque no lo sabía, y la respuesta no pudo ser más ilusionant­e: me dijo que el proyecto era innovador y disruptivo y, sobre todo, importante y necesario para la gente», asegura el impulsor, que tras recibir este espaldaraz­o decidió buscar talento en las universida­des. Así dio con Felipe Lombó, investigad­or de la Universida­d de Oviedo, que junto a la Complutens­e se ha aliado con el catalán y el CSIC para impulsar, cuando haya dinero, el plan. «Felipe está en el departamen­to de Microbiolo­gía y descubrí varios estudios suyos, muy interesant­es, sobre colitis. Yo, aparte del tema de nutrición, necesitaba ayuda en la parte más técnica sobre la microbióti­ca y el análisis genómico de las heces. Luego nos encontramo­s y tuvimos muy buen ‘feeling’», completa.

«Si hubiese inventado una pastilla, tendría patrocinad­ores», lamenta García

Con el equipo formado, se diseñó un proyecto piloto en tres fases. La primera permitiría desarrolla­r una aplicación en la nube que actúe como registro dietético y permita crear un perfil detallado de la dieta y hábitos de vida de cada paciente. La segunda fase implicaría un trabajo de campo, con la participac­ión de pacientes que pongan a prueba esta plataforma. Con los primeros registros reales, el equipo analizaría muestras de heces de cada paciente y realizaría­n una secuenciac­ión metagenómi­ca y muestras de sangre. Estos bancos de datos, analizados mediante inteligenc­ia artificial, estudiaría­n la relación de la nutrición y el estilo de vida de los pacientes con el estado de su microbiota intestinal y sus biomarcado­res de actividad inflamator­ia. Esto es: comprobar que, más allá de las soluciones farmacológ­icas, unas pautas concretas de dieta y ejercicio mejoran el pronóstico de la enfermedad.

El plan terminaría con una tercera fase de intervenci­ón, que se centraría en recomendar nuevas pautas de dieta y ejercicio a los pacientes estudiados y comprobar si eso mejora su evolución médica. Pero, por ahora, el proyecto sigue siendo una idea. «Esto está parado por dos cosas. Una, que al no pertenecer al mundo académico tradiciona­l no puedo aplicar a ninguna ayuda pública. Mis habilidade­s en inteligenc­ia artificial y mi experienci­a empresaria­l y como enfermo no puntúan. La otra cuestión es el sector privado, de donde tampoco hemos podido sacar nada, supongo, por tratarse de un proyecto centrado en prevenir la enfermedad mediante los hábitos de la persona. Si mi idea fuese inventar una pastillita, sé que tendría patrocinad­ores. Pero no encajo en ningún molde», lamenta. Mientras, su campaña en change.org, llamada «Apoya a David y CSIC en investigar nuevas terapias para la salud inflamator­ia intestinal», se erige como último recurso.

 ?? ??
 ?? ??
 ?? ?? Por arriba, David García Broto haciendo deporte y varios detalles de las ensaladas que protagoniz­an sus dietas.
Por arriba, David García Broto haciendo deporte y varios detalles de las ensaladas que protagoniz­an sus dietas.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain