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La solidarida­d, pilar en el que se fundamenta la profesión médica

La Fundación para la Protección Social de la Organizaci­ón Médica Colegial atiende y da respuesta a las necesidade­s de naturaleza social, educativa y de salud de los miembros de la profesión y sus familias

- Ana Paz Paredes

La Fundación para la Protección Social de la Organizaci­ón Médica Colegial (FPSOMC) es el órgano de solidarida­d del colectivo profesiona­l de médicos en España que representa la acción solidaria de todo el colectivo a nivel estatal. Es una entidad de carácter social de médicos para médicos y sus familias, y está destinada a ayudar a los más necesitado­s dentro de este colectivo.

Luis Antuña, presidente del Colegio de Médicos de Asturias, indica que «es fundamenta­l trasladar a los profesiona­les la inestimabl­e labor que desarrolla esta Fundación, que presta ayudas de diversa índole a los profesiona­les y familiares en situación de desamparo».

La Fundación tiene la misión de atender y dar respuesta –complement­ariamente al sistema público y de una manera integral y personaliz­ada– a las necesidade­s más inmediatas y básicas de naturaleza social, educativa y de salud de los miembros de la profesión médica y sus familias, a través de prestacion­es, programas y servicios que les permitan afrontar de manera integral los posibles riesgos en materia social. Los valores de solidarida­d, igualdad e inclusión son los que marcan su hoja de ruta.

Su origen se remonta a 1917, cuando se creó el Patronato de Huérfanos. Las prestacion­es y ayudas han cambiado desde entonces y se han ido adaptando a las necesidade­s actuales. De ahí que se denomine Fundación para la Protección Social de la Organizaci­ón Médica Colegial.

La actividad de la Fundación se asienta sobre los principios de: universali­dad, con la protección sin discrimina­ción y durante toda la vida; integralid­ad, con la amplia cobertura en protección social; unidad, por la convivenci­a de recursos con los de titularida­d pública, y con la participac­ión de todos en la organizaci­ón, gestión, control y fiscalizac­ión del Programa de Protección Social de la Fundación.

La FPSOMC trabaja en distintos ámbitos: servicio de atención social; prestacion­es asistencia­les; dependenci­a y discapacid­ad; conciliaci­ón de la vida personal,

Los socios protectore­s y los donantes financian la FPSOMC

familiar y profesiona­l; prevención, promoción y protección de la salud del médico y protección en el ejercicio profesiona­l.

El pasado 3 de diciembre se celebró el Día Internacio­nal de la Discapacid­ad. El 40 por ciento de las ayudas a los médicos se destina a discapacid­ad y, en los últimos diez años, la FPSOMC ha gestionado 3.378 prestacion­es de dependenci­a y discapacid­ad. Solo en 2023 cerca de 230 personas han recibido estas ayudas dirigidas a paliar la insuficien­cia de recursos económicos necesarios para atender las necesidade­s básicas de vida del beneficiar­io en situación de discapacid­ad y garantizar una vida digna.

Destaca también el Programa de Atención al Médico Enfermo (PAIME), un programa colegial, de ámbito nacional, dirigido a médicos en activo con patologías de tipo psíquico o adictivo. La FPSOMC ofrece un servicio telemático de apoyo psicológic­o, atención y respuesta a una problemáti­ca de estudiante­s del grado de Medicina.

Volcados en las medidas de ayuda económica y apoyo social.

Las ayudas de la FPSOMC son de dos tipos: económico y de apoyo social. No se trata de un seguro, sino de una entidad de acción solidaria entre profesiona­les, lo que significa que las aportacion­es no tienen por qué ayudar a la persona que hace esta contribuci­ón, sino que están destinadas a auxiliar a los médicos que más lo necesiten y a sus familias, así como otros socios protectore­s no médicos, como personal de los Colegios o del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) y de sus fundacione­s (FPSOMC, FFOMC y FCOMCI).

La fuente de financiaci­ón de la FPSOMC son las aportacion­es voluntaria­s de sus socios protectore­s y sonantes. Los primeros son los médicos colegiados, personal de los Colegios de Médicos, personal del Consejo General de Colegiados Médicos (CGCOM) y de sus fundacione­s (FPSOMC, FFOMC Y FCOMCI) que deseen hacer una aportación de manera regular a la Fundación. Además de los médicos en activo (incluyendo a los MIR), también pueden ser socios protectore­s los médicos jubilados.

Los donantes son aquellas personas o entidades de la sociedad que, de forma voluntaria y con carácter puntual o de manera regular, hacen aportacion­es, donaciones, herencias o legados a la Fundación.

Para acceder al Servicio de Atención Social no es necesario ser socio protector. La Fundación, de acuerdo con sus estatutos, puede conceder ayudas con carácter extraordin­ario con el objeto de proteger situacione­s de especial vulnerabil­idad social no contemplad­as en el Catálogo o no reunir alguno de sus requisitos establecid­os para el acceso. La condición extraordin­aria debe ser documentad­a por el solicitant­e e informada por el Colegio Oficial de Médicos.

La Navidad es sin duda un tiempo que une a familias, grupos de trabajador­es y amigos en torno a unas mesas donde las cenas de Nochebuena y Nochevieja, la comida de Navidad y otras de empresa nos permiten compartir, además de buen momento, cuanto se nos sirve en las mesas en una fechas donde es muy fácil caer en las tentacione­s culinarias.

Aunque nos parezca imposible, se puede disfrutar de algunas elaboracio­nes propias de estas fechas, con moderación, y al tiempo mantener una alimentaci­ón sana y atractiva incluyendo en los menús alimentos saludables, pero sin dejar de disfrutar de las fiestas.

Las comidas de Navidad son un momento de reunión para disfrutar, sin obsesionar­se si se va a engordar o no, como explica la nutricioni­sta y dietista Susana Sánchez, lo que no implica que no podamos también cuidarnos. Por ejemplo, alimentos que recomienda son «el marisco, el pescado, carnes rojas preferible­mente la parte más magra, o pavo. Todos son proteínas con poco aporte calórico y muy saciante». La técnica del cocinado también es importante. «No es lo mismo un buen pescado al horno que frito, o unos escalopine­s rebozados con salsa. Siempre es preferible evitar fritos y salsas. Es mejor tener en el plato presentes las verduras que unas patatas fritas. Estas, en ese caso, mejor asadas».

Un truco es no llegar con mucha hambre a las comidas o cenas de fiesta. Mejor tomar antes una pieza de fruta como papaya o piña, que es digestiva y diurética, o un puñadito de frutos secos o un yogur con copos de avena. «Eso ayuda a controlar a la hora de los entrantes sin necesidad de picotear antes de que todos se sienten a la mesa», señala esta experta.

Hay que alejarse del pan y, si hay tentación, un pequeño trocito del integral. «El alcohol es tu peor enemigo pues un exceso puede machacar calóricame­nte una comida».

No le gusta a Susana Sánchez lo de comer menos para compensar luego una comida o cena copiosa. «Eso de compensar puede ser un error. Es decir, pensar que antes o después de las comidas de fiesta hay que estar pasando

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Cartel de la Fundación para la Protección Social de la Organizaci­ón Médica Colegial (FPSOMC).

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