Estreñimiento
(de verdad)
Muchos niños comienzan a sufrir estreñimiento hacia los seis meses, cuando empiezan a comer otras cosas además del pecho, o hacia los dos o tres años, cuando les quitan el pañal.
Cuando el bebé come algo distinto del pecho, la caca se vuelve más dura. No tan dura como una bola seca, pero sí más dura que antes, más parecida a las deposiciones del adulto. Con lactancia materna exclusiva las heces son tan líquidas que cualquier cambio las hace más sólidas. No importa que los nuevos alimentos sean frutas o verduras: la caca va a ser más dura que antes. Muchos bebés simplemente se esfuerzan y van tirando, haciendo cada día o casi cada día. Pero a otros parece que esa nueva y desconocida dureza de sus heces les pilla por sorpresa. Ya no salen con facilidad, ahora hay que hacer fuerza y se aguantan las ganas. Se nota claramente que el niño tiene ganas de hacer caca, pero que aprieta el culito y las retiene. No comprende, pobrecito, que si ahora evita ese pequeño esfuerzo, mañana la bola será más gorda y más dura y será peor.
Algo similar puede ocurrir al quitar el pañal: el pequeño, acostumbrado a hacerse caca encima, no quiere sentarse en el orinal ni en el retrete. Algunos, por suerte, se la hacen encima, de pie. Otros ni eso: si no es con un pañal, no quieren hacerla. Y vuelve a producirse el círculo vicioso: cuanto más se aguante el niño, más dura será la caca, más le dolerá y más se aguantará. Al final pueden producirse fisuras anales, incluso hemorroides, y el niño se aguanta más todavía.