El del medio
Creativo, flexible, diplomático, independiente, cooperador o rebelde... ¿invisible si llega un tercero?
El segundo hijo llega a un universo en el que ya existe alguien como él. Aunque necesita tiempo de exclusividad con mamá, su mundo incluye iguales con los que se relaciona desde el primer momento. ¿Ha de luchar con su hermano por el amor de mamá o siente que obtiene la atención exclusiva que necesita? ¿Es aceptado por el mayor desde el principio? ¿Compite con él o descubren (ambos) que es mejor la cooperación que la rebelión? La respuesta de estas preguntas forjará su carácter.
El primero no tuvo que hacer nada para obtener la atención, pero los que vienen detrás suelen desarrollar estrategias para diferenciarse y obtener el reconocimiento que todo niño espera. Se plantean desde el primer minuto un debate: ¿parecerse a su hermano? ¿Ser radicalmente diferente a él y así sobresalir?
Los segundos buscan su lugar y por eso suelen ser, según Sulloway, más creativos. Si no hay más hermanos, el segundo es el pequeño, con todo lo que conlleva. Pero si llega otro hermano puede sentirse «invisible» (no es ni el mayor ni el pequeño), lo que hará que siga desarrollando estrategias para «ser visto».
«La oveja negra», así resume Cintia su papel en la familia. Es la pequeña de dos hermanos, es decir, la segunda y la última, y en su caso las teorías del orden de nacimiento se cumplen a la perfección. «Pero es que mi hermano mayor es muy bueno, y además siempre ha sido un empollón», recuerda. Ella, sin embargo, ha sido en su familia la que ha puesto en jaque todas las convenciones. « Pero soy conciliadora», añade. «Tengo buena relación con mis padres, aunque no cumpla ninguna de sus expectativas», reconoce.