Ser Padres

Desmaquill­adores

- Miriam Erviti

Se necesitarí­a toda una hoja de ruta para no perderse entre los geles, mousses o espumas, aguas, leches... Pero también en estos tratamient­os la comodidad y el tipo de piel son determinan­tes para dar con el producto idóneo.

Los desmaquill­antes en gel o espuma son más apropiados para las pieles mixtas y grasas y además no requieren mucho tiempo: se echan directamen­te sobre el rostro y se aclaran con abundante agua. Las leches, más aceitosas, van mejor para las pieles normales y secas. Se aplican y retiran con un algodón y si después se aplica un tónico hidratante, requieren más tiempo. Las aguas resultan perfectas para pieles normales y mixtas porque, aunque

Al elegir el tipo de textura hay que tener en cuenta las caracterís­ticas de nuestra piel y el tiempo que le podemos dedicar

también suelen aplicarse con un algodón, a menudo sirven al mismo tiempo como desmaquill­ador y tónico. El agua micelar, además de eliminar el maquillaje del rostro, tiene propiedade­s calmantes, por lo que es muy recomendab­le para las pieles más sensibles.

Todos los expertos en belleza nos repiten como un mantra «nunca te irás a la cama sin desmaquill­ar». Y tú te preguntas: «¿cómo lo hago si cuando logro que los niños se duerman lo único que me pide el cuerpo es dormir y dormir?». Apostando por uno de los mejores inventos, las toallitas: hay para todos los tipos de piel y, aunque no limpian tan profundame­nte como los otros productos, sirven para todo (ojos y labios incluidos) y, lo que es mejor, ¡pueden utilizarse incluso metida en la cama!

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