PrimeroPrimeros dientes
Un paso adelante (y una lata)
La aparición de las primeras piezas trae consigo cierto dolor, babas, falta de apetito, cambios en el sueño...
Son
pequeños y nacarados, se formaron en su encía en el vientre materno y la aparición del primer piquito blanco en su boca, normalmente hacia los seis meses, nos anuncia que nuestro hijo ha alcanzado un nuevo grado de madurez. Son un gran paso en su autonomía respecto a la alimentación y necesarios para la maduración del lenguaje. Durante su primer año nuestro bebé «echará» sus primeros dientes. ¿Cuántos son, cuándo y cómo aparecen? ¿Cómo cuidarlos? ¿Cómo tratar los dolores que muchos dicen que acompañan a la primera dentición?
¿Cuál es la función de estos primeros dientes de leche?
Su erupción marca un hito en la vida de nuestro hijo. El primer diente nos anuncia que su sistema digestivo (del que la dentadura forma parte) ya está preparado para recibir alimentos diferentes a la leche. Ya puede «masticar» y digerir alimentos, y por lo tanto debemos proporcionárselos, adecuados a su capacidad –por ejemplo, un trozo de fruta–. Desde que tiene el primer diente debemos dar al pequeño oportunidades para masticar y no ofrecerle toda la comida pasada.
Una segunda función es la de preparar la mandíbula para la dentadura definitiva, ocupando un espacio en ella. Y, además, los dientes son imprescindibles para la correcta adquisición del lenguaje.
¿Duelen mucho?
Hay bebés que pasan el proceso de primera dentición con poco dolor y otros que lo pasan fatal. Se trata de un dolor intermitente que se presenta especialmente por la noche. Cuando sienten dolor no quieren nada en la boca, incluso pueden rechazar el pecho o el biberón.
Hay otra sensación desagradable relacionada con la aparición de los dientes que suele estar más presente incluso que el dolor: una especie de comezón que impulsa al pequeño a llevarse a la boca la mano o cualquier objeto con el que frotarse la encía. Hay que permitirlo (con un objeto seguro), porque este gesto instintivo con el que alivia la comezón ayuda desde fuera a la erupción dental.
¿Podemos aliviarle?
Nuestro pequeño busca de forma natural la forma de aliviarse mordiendo, pero hay otros medios para aliviar el dolor. A veces son muy efectivos, otras veces menos. El frío es un anestésico y antiinflamatorio natural, los mordedores que pueden refrigerarse son a veces una buena solución. También les alivia en ocasiones un suave masaje en la encía, sobre
todo cuando está inflamada y vemos que el bebé quiere llevarse muchas cosas a la boca. En última instancia podemos ofrecerles un ibuprofeno.
Si aparece donde tiene que romper el diente una bolita de color morado, hemos de acudir al dentista. Se llama quiste de erupción y se produce porque el diente no tiene suficiente fuerza para romper la encía.
Sin comer, sin dormir: otros síntomas
Aparte del dolor, la erupción de los dientes suele presentarse con otros síntomas. El más evidente es una abundante baba (que requiere incluso de babero todo el día y que a veces puede tener un olor fuerte) y cambios en los ciclos de alimentación y sueño. Es temporal: no debe preocuparnos su falta de apetito y debemos respetar a nuestro hijo en la medida de lo posible, además de acompañarle en sus noches de insomnio, generalmente debidas al dolor.
¿Cómo cuidarlos?
Desde que aparece el primer diente hay que poner en marcha medidas de higiene para evitar las caries. Debemos limpiarlos todos los días con una gasita o un cepillo suave y pequeño, sin pasta o con pasta infantil. Lo ideal sería hacerlo tras cada comida, o como mínimo una vez al día, al final del día. Es importantísimo evitar que el bebé se duerma con un biberón en la boca para prevenir la caries irrestricta o caries del biberón, que puede provocar caries a muchos dientes a la vez. Tampoco debemos dar nunca al bebé el chupete con leche condensada o azúcar.
¿Y si no le sale ningún diente?
Hay bebés que al año aún no tienen dientes. No es algo que deba alarmarnos, aunque si hacia los 14 meses no ha salido ninguno es conveniente consultar con el dentista para descartar cualquier problema. No hay nada que pueda acelerar la aparición de los dientes (ni vitaminas, ni calcio, ni leche) salvo que nuestro hijo tuviera una enfermedad como el raquitismo, algo que difícilmente se ve en nuestra sociedad.
¿Y si nace con un diente?
Puede ocurrir: es el llamado diente de bruja. La mayoría de las veces es un diente de leche, aunque también puede ser un diente supernumerario, es decir, un diente de más. El bebé podrá seguir con él si no está muy suelto y no molesta para tomar el pecho. Si se da alguna de esas condiciones, entonces sí habrá que quitarlo.