BILINGÜE
En la otra cara de la moneda, Paco Ruiz, profesor de inglés con quince años de experiencia, nos confiesa que fue uno de los primeros en defender la idea de bilingüismo en la escuela pública en sus comienzos. Pero hoy, después de haber visto cómo funciona, se muestra mucho más escéptico. «Depende mucho del centro y de cómo gestionen el proyecto. Sobre todo, es importante que el profesorado esté implicado. Pero no siempre es así». A cambio de este refuerzo en el otro idioma, expertos como Paco advierten que se resiente el nivel en las asignaturas en español. Otra pega es que «los maestros españoles no suelen estar bien preparados para enseñar el idioma de forma correcta. Además, la administración ha hecho recortes y ya no existe tanta dotación económica para su formación, como había al principio».
Y es aquí donde surge uno de los mayores interrogantes: ¿qué es mejor, sumergirse en una asignatura chapurreando un mal inglés o darla en español directamente? Paco Ruiz lo tiene claro: «Es indispensable que el profesorado tenga una formación sólida. Pero la verdad es que, en nuestro país, pocos maestros tienen un buen nivel para impartirlo. Y para un niño, aprender un inglés viciado por malos hábitos de sintaxis, incorrecciones semánticas y mala pronunciación puede ser más perjudicial que no aprenderlo en absoluto. Encima, si se descuida el español...». Por eso, él mismo descartó llevar a sus dos hijos a un bilingüe. «Otra cosa es cuando el inglés lo dan solo nativos, como ocurre con los colegios extranjeros o en los que están adscritos al programa del British Council. Ahí sí que hay una verdadera inmersión en el otro idioma y es cuando se aprende de verdad», apunta.