La piscina
En los últimos años, se ha puesto de moda la natación en niños cada vez más pequeños. El agua sí es un excelente caldo de cultivo para los gérmenes y un escape de heces de un niño con diarrea infecciosa es capaz de contaminar toda una piscina, por mucho cloro que tenga el agua. Así, los pediatras insisten en que no se puede llevar al niño a natación si está afectado por este problema. «Es algo de sentido común», concluye Jesús Martínez. Además, es recomendable sacar a los niños del agua cada poco tiempo para asegurarnos de que no se han hecho sus necesidades. Cuando ya saben hacerlas fuera, es buena idea recordárselo cada poco tiempo, fuera del agua.
La mayoría de los microorganismos necesitan humedad para crecer y multiplicarse. Por esta razón, caminar descalzo en superficies húmedas transitadas por muchas personas puede hacer que algunos hongos u otros «bichitos» contacten con nuestra piel. «Si no se lava y seca adecuadamente pueden favorecerse el desarrollo de algunas infecciones por hongos, por lo que el secado interdigital de los pies tras los baños y duchas es una buena medida para impedir su aparición» , aclara el presidente de la SEIMC. «Habitualmente, andar descalzo en una piscina o similar no supone ningún riesgo especial si se toman estas medidas», concluye.