Ser Padres

El corralito Manual de uso

Compensa el rato que pasa en el parque con momentos de juego libre

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El parque o corralito ofrece un espacio seguro donde dejar al bebé en esas ocasiones en las que no es posible vigilarle. Pero cuidado, es un lugar donde el pequeño no se mueve libremente y, por lo tanto, donde no puede ejercitar movimiento­s que necesita practicar para crecer bien. El corralito también le impide descubrir por sí mismo novedades que solo podría encontrar si le dejamos explorar, moverse de un lado para otro.

El parque es un lugar donde el pequeño se entretiene por un rato, no donde le encerramos.

En su interior ha de tener juguetes aptos para su edad, que sacien su curiosidad de explorar e investigar. Si es un bebé pequeño, cuelga algunos de tela, goma o sonoros a diferentes alturas. Y si es mayor, procura que no haya cosas muy voluminosa­s porque podría usarlas para trepar.

No es necesario llenar el espacio de juguetes, con unos poco bastan. Eso sí, una buena idea es renovarlos todos los días para que no se aburra.

Mueve el corralito al lugar donde estés o donde esté el resto de la familia para que os vea. Y si no se puede, al menos háblale para que no se sienta solo.

A partir de los ocho o diez meses, muchos niños se resisten a usarlo. Conviene no forzarles; y si esto es imposible, al menos restringir su uso lo máximo posible.

Aleja el parque de las calefaccio­nes o de estantería­s porque, sin querer, podría caer algo y hacerle daño. Tampoco es buena idea colocarlo en medio de una corriente de aire. Es cierto que los niños pequeños necesitan espacio y oportunida­des de moverse libremente, pero también hay veces que no hay más remedio que dejar al niño en el corralito por más tiempo del deseado (¡hay que poner lavadoras, cocinar...!). No hay que sentirse la peor madre cuando se abusa un poquito de él. Si no nos pasamos, no va a afectar a su desarrollo.

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