Desarrollo. 44
E n los primeros dos años se concentra el mayor número de cambios. Tu hijo nunca va a crecer tanto
Un salto de gigante.
ni a adquirir tantas habilidades tan rápido como en este momento evolutivo. Pasará de ser un bebé que apenas interactúa a un niño ¡que incluso salta! Cada persona evoluciona de manera diferente por diversos motivos: genética, estimulación, carácter, pero, ¿qué se puede esperar en estos doce increíbles meses? Un bebé de un año, por regla general, ya se tiene de pie y, por lo tanto, ya puede empezar a CAMINAR. Esto suele suceder a partir de los doce meses, pero también un poquito antes o tiempo después.
Hasta el primer año, muchos niños habrán gateado lo suficiente como para fortalecer su musculatura y dar el siguiente paso. Literalmente. Sin embargo, la psicomotricista Patricia Franco señala que conoce muchos casos de niños que jamás gatearon. Es el caso del bebé de Elvira: «Olivia se arrastró por el suelo tipo marine americano en entrenamiento durante un tiempo, y a los diez meses se puso en pie y comenzó a andar. Muy tambaleante, eso sí, y con muy poco sentido del equilibrio. Mi hija y yo éramos la pareja más extraña en los parques –recuerda Elvira– y muchísimas madres me preguntaban si su rara y prematura forma caminar era normal». El pediatra de Olivia la tranquilizó. Claro que sí, muchos niños se saltan la etapa del gateo y no pasa nada.
Durante su segundo año el bebé adquiere CONCIENCIA DE QUE ES UN SER DIFERENTE AL OTRO. Franco lo explica: «Los bebés nacen en un estado de indiferenciación y a través de la exploración de su cuerpo disciernen el entorno en el que viven y las personas que lo habitan, es decir, gradualmente descubren que no son su madre, sino alguien distinto».
La primera exploración del cuerpo la hacen cuando se llevan el pie a la boca, cogen y mueven objetos... Y con ambas destrezas, la del movimiento bípedo y la del reconocimiento corporal, el bebé empieza a ser independiente. «Sin embargo, esta autonomía la adquiere si en sus primeros meses de vida la relación con la madre ha permitido esa exploración», dice Franco. Es decir, su independencia se ve favorecida si la madre le ha aportado la seguridad suficiente como para no sentir miedo o ansiedad, cuando la relación simbiótica de los primeros meses va dando paso a una separación saludable y gradual. ¿Y cómo una madre da seguridad a su bebé? Atendiéndole cuando la necesita y la llama, dándole cariño, no dejándole que llore...