Ser Padres

Baño y aseo Alimentaci­ón

- Lola Teixido Asesora: María Jesús Domínguez, presidenta de la Asociación de Matronas de Madrid.

Bañera. Hay de todo tipo: plegables, hinchables, ergonómica­s... Lo más importante es que no sea muy grande, para que podamos lavar al bebé donde nos podamos manejar con él sin peligro. Basta con ponerle una cantidad pequeña de agua, unos 10 centímetro­s.

Esponja. También se pueden usar las manos, sobre todo los primeros días, pero siempre viene bien tener una esponja natural que habrá que cambiar cada cierto tiempo, porque acumulan hongos. Si es grande, un buen truco es cortarla en varios trozos para que dure más.

Jabón suave. Hay geles que tienen pH neutro específico­s para bebés que no dañan su piel. Con poca cantidad es suficiente: un bote de gel de un litro debería ser suficiente para muchas semanas.

Aceites naturales. Después del baño muchos pediatras recomienda­n darle crema hidratante hipoalergé­nica, sin colorantes, perfumes o emulsionan­tes, aunque son igual de eficaces los aceites naturales, en especial el aceite de almendras dulces. De esa forma no interferim­os en el equilibrio natural de su piel.

Toallas. Con un par de juegos de toallas de algodón es suficiente. Hay que tener especial cuidado en secarle bien los pliegues de las ingles y las orejas, además de taparle la cabeza y los pies. Aunque hay toallas con capucha, con una toalla normal también podemos cubrirle la cabeza.

Cambiador. Se puede elegir entre un mueble independie­nte o solo la superficie acolchada que pondremos sobre la cama o sobre una cómoda. Lo más importante es que lo coloquemos en un lugar seguro, desde donde podamos vigilar al bebé todo el tiempo y para eso es fundamenta­l tener los utensilios a mano. En la sección De compras, al final de la revista, hay un escaparate de cambiadore­s, muchos de ellos con bañera.

Toallitas húmedas. Se usan después de quitarle el pañal. Aunque también se puede limpiar la zona con agua y jabón o una esponja destinada solo a ese uso, las toallitas húmedas son bastante prácticas. Teniendo dos o tres paquetes en casa no nos quedaremos cortos.

Pañales. Algunos recién nacidos pueden usar hasta diez pañales diarios, así que conviene tenerlo en cuenta para que no se acaben enseguida las existencia­s. De todas formas, crecen tan rápido que en unas semanas han podido cambiar de talla, así que tampoco conviene pasarse.

Crema. Una vez que hayamos quitado el pañal y le hayamos limpiado a fondo, le vendrá bien un poco de crema hidratante en el culete que alivie las rozaduras, irritacion­es o escozores que puede provocar el uso del pañal.

Gasas estériles de algodón. Son la mejor opción para limpiarle los ojos, la nariz y los oídos, o para secarle cuando se le queda algo de leche alrededor de la boca.

Suero fisiológic­o. Con él quitaremos las legañas que pueda tener. También sirve para limpiar su nariz si está congestion­ado.

De paseo

Carrito o silla de paseo. Los primeros cuatro meses, el bebé debe ir completame­nte tumbado, así que necesitará un carrito con capazo que se pueda reclinar del todo. Después podrá pasar a la silla. Como accesorios, necesitará una funda para protegerle del frío y una sombrilla para protegerle del sol.

Bolsa de paseo. En ella meteremos los impres- cindibles para estar un rato fuera de casa: pañales, cambiador portátil, toallitas húmedas...

Silla de seguridad para el coche. Debe cumplir la normativa europea, ser del grupo 0 o 0+ y colocarse en el sentido inverso a la marcha del coche.

Mochila o bandolera. Llevar al pequeño en una mochila o bandolera es una buenísima opción, cómoda y confortabl­e tanto para los padres como para el niño. Se pueden usar desde recién nacido.

Si le damos el pecho:

Cojín de lactancia. Aunque no es estrictame­nte necesario, la mayoría de las mamás primerizas lo agradecen porque ayuda a situar al bebé en la postura correcta y no se acusa tanto su peso, por lo que su espalda (la de la madre) no se resiente. También se puede sustituir por una almohada.

Discos de lactancia. Tampoco son totalmente imprescind­ibles, pero evitan algún que otro apuro cuando no estamos en casa y se escapa algo de leche.

Para hidratar los pezones. Hay lociones para evitar la sequedad en torno al pezón, pero los especialis­tas aseguran que la propia leche materna es igual de efectiva: tiene propiedade­s hidratante­s, así que después de dar el pecho al bebé, podemos extender en la zona de la areola un poco de nuestra propia leche y dejar que se seque.

Biberones. Aunque no tengamos pensado alimentarl­e con leche de fórmula, tener algún biberón en casa donde dejar la leche extraída por si vamos a estar fuera de casa más de dos horas evita contratiem­pos. Con dos biberones pequeños, de 90 ml, de diferentes marcas para acertar con el que más le gusta al bebé es suficiente.

Sacaleches. Hay dos tipos: manuales y eléctricos. Ambos funcionan bien, pero si se tiene pensado recurrir a él muy a menudo, los segundos son bastante más cómodos porque no requieren de ningún esfuerzo por parte de la madre. Se debe tener en cuenta que al principio no sale mucha leche, hay que tener paciencia.

Si toma leche de fórmula:

Biberones. Un par para que elija el que mejor se acomode al niño y de pequeño tamaño: 90 ml.

Tetinas. Necesitare­mos el mismo número de tetinas que de biberones, y de la misma marca que estos. Para los primeros meses se recomienda­n las de silicona, que no se deforman, con válvula anticólico­s y de flujo lento. Leche de fórmula. Conviene tener al menos dos botes en casa. Limpiabibe­rones. Un cepillo para limpiar los biberones, tetinas...

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