“Lo más importante para el niño es que le demos seguridad”
Ana Berástegui, psicóloga e investigadora en el Instituto de la Familia de la Universidad de Comillas. ¿Cuál es el perfil más habitual de adoptante? El más común es una pareja de unos 40 años de media que no tiene hijos biológicos. Pero hay mucha diversidad entre las personas que inician un proceso de adopción: parejas más jóvenes, solteros o familia monoparental, familias que ya tienen hijos biológicos... ¿Qué requisitos psicológicos debe reunir? Debe poder hacerse responsable de su hijo, como cualquier padre biológico, pero además debe estar preparado para comunicarse con el niño sobre sus orígenes, para aceptarlo como es, con sus diferencias, y para asumir que llega con historias difíciles detrás que pueden afectar a su desarrollo. Tiene que ser flexible, tolerante, empático, leal a sus compromisos y, sobre todo, tener una visión optimista de la vida, que le hará falta para enfrentarse a los obstáculos que encontrará por el camino. Y una vez que el niño llega a casa, ¿cuáles son los retos que se presentan a la familia? Los mismos que en la paternidad en general, más los propios de tener a un niño adoptado. Aquí entran el proceso de adaptación, en el que niño y familia tienen que acoplarse, y la creación del vínculo. ¿Qué es lo más importante en la formación del vínculo? Para el niño es sentirse seguro. Debe saber que vamos a protegerlo, que nunca lo vamos a dejar de lado, que vamos a estar ahí para él.