Siete consejos para padres de gemelos.
16 tomas al día, 14 cambios de pañales, el doble de mudas... Con dos bebés el trabajo se duplica, pero, cuando consigues organizarte, también lo hacen las satisfacciones que da la maternidad. Te ayudamos a conseguirlo.
Si los comienzos en casa con un recién nacido son difíciles, la cosa se complica bastante con dos bebés. Cuando la infinidad de rutinas, tareas y preocupaciones que conlleva la maternidad se duplica, es normal sentirse desbordada. Sin embargo, si conoces de antemano algunos trucos para organizarte será más fácil evitar, o al menos reducir bastante, el estrés que genera la situación.
Basándonos en la experiencia de otras madres de gemelos o mellizos, te damos las pautas para que la experiencia de tener dos niños de golpe no solo suponga el doble de trabajo, también el doble de felicidad.
1 Ellos son lo primero
Con dos recién nacidos en casa no queda tiempo para nada. Es necesario establecer prioridades y lo primero son los bebés. Hay que adaptarse al ritmo vital de cada pequeño, a sus tomas diurnas y nocturnas, a las rutinas de higiene, a los ciclos de vigilia y sueño de cada niño…
¿Por qué? Respetar los ritmos y necesidades de un recién nacido durante sus primeras semanas de vida siempre es importante, pero más aún en los partos múltiples. En estos casos es habitual que los bebés nazcan bajos de peso o con signos de prematuridad. Y es esencial ser escrupuloso con los cuidados del prematuro, porque así se favorece su evolución.
2 Pero tú también eres MUY importante
Tienes que recuperarte de un embarazo ¡y dos partos! Hay puntos que curar, cansancio acumulado, cambios físicos y hormonales… Y mientras todo esto ocurre, debes seguir las rutinas de dos recién nacidos, lo que supone un gran esfuerzo físico y psicológico. La prioridad son los bebés, pero mamá les sigue de cerca. Difícilmente los niños van a estar bien si tú te encuentras al borde de la extenuación.
¿Cómo? Tendrás que aprender a hacer la vista gorda si la cocina no está como te gustaría y posponer (sin remordimientos) las visitas de amigos y familiares para cuando te encuentres mejor. Y hablando de visitas y de organización, no está de más pedir (cuando haya confianza) regalos prácticos y necesarios. La otra opción es exponerse a recibir 20 faldones preciosos pero nada funcionales.
3 Grábatelo a fuego: Tú sola no puedes
Los primeros meses son complicados. Los días transcurren entre pañales y tomas, hay que aprender a alimentar a dos bebés al mismo tiempo, descubrir qué calma a cada uno, disponer de toneladas de ropa infantil limpia… Tan importante es asumir el gran esfuerzo que supone criar a dos hijos como dejarse ayudar.
¿Por qué? La salud física y mental de la mujer es más frágil tras un parto múltiple. Según una investigación realizada por el Instituto de Salud Infantil de la Universidad de Bristol (Inglaterra), las madres de gemelos son más propensas a sufrir depresión posparto que las madres de niños nacidos con un intervalo de dos años entre el alumbramiento de cada uno.
Ahora que el padre disfruta de cuatro semanas de baja puede participar más plenamente en el cuidado de los bebés, pero es posible que al principio también haga falta una tercera mano (la abuela, una hermana, una prima o una buena amiga) que se ocupe de la compra y de organizar un poquito la casa.
Estar acompañada, por ejemplo, de una de las abuelas o de una cuidadora (aunque sea a ratitos) te dará un respiro y te permitirá poder echarte una cabezadita para reponer fuerzas o, al menos, ducharte tranquilamente.
4 Anticípate
Hacer cualquier cosa, por simple que sea, como buscar o limpiar un chupete con un niño llorando es estresante; con dos, es desquiciante. Por eso conviene aprovechar los ratitos en los que están tranquilos para anticiparse a las situaciones.
¿Cómo? La clave no está solo en tenerlo todo a mano, sino preparado para usar. Por ejemplo, mientras los niños duermen, puedes aprovechar para reponer los pañales de la bolsa de paseo, preparar la ropa para salir luego a la calle o cocinar y congelar comida en fiambreras.
5 Procura que estén juntos el mayor tiempo posible
¿Qué mejor manera de adaptarse a la vida exterior que en contacto continuo con ese hermano al que conocen desde antes de nacer? Según un estudio publicado por la Universidad de Padua (Italia) en 2010, los gemelos y mellizos comienzan a interactuar desde el cuarto mes de embarazo: se acarician, se agarran, se abrazan, se golpean… ¡Incluso juegan el uno con el otro!
Ese contacto continuo dentro del útero materno les da seguridad. Y cuando nacen, sentir cerca al hermano les calma. Se ha comprobado que los gemelos evolucionan mejor si están cerca. ¿En la misma cuna? Investigaciones realizadas en Reino Unido afirman que el colecho entre gemelos y mellizos les ayuda a dormir más profundamente y a sincronizar sus patrones de sueño, tanto para dormirse como para despertarse, lo que ayuda también a sincronizar en un plazo medio sus horarios de alimentación. Cuando los bebés comparten cuna es importante tener en cuenta unas medidas de seguridad: Colocar la cuna junto a tu cama. No usar almohadas o toallas enrolladas para separar a los bebés. Poner a los niños siempre boca arriba o de lado. Sustituir la ropa de cuna por sacos de dormir, para evitar que se tapen la cara con las sábanas.
No abrigarles demasiado. Al estar juntos, ellos mismos se dan calor.
6 Apunta todo lo que les pasa a tus hijos
Con dos recién nacidos en casa, se pierde la noción del tiempo y es fácil no saber quién ha hecho qué, ni cuándo, ni cómo… Apuntarlo todo es la mejor forma de mantener el control de la situación.
Todos informados
Padre, madre, cuidadora… quien se encuentra a cargo de los niños en cada momento sabe cómo han transcurrido las últimas horas o días y colabora en que así siga siendo.
Todo «en orden»
La costumbre de anotar permite ver con claridad cómo evoluciona cada bebé, incluso ayuda a prever días malos. Así, por ejemplo, si un niño se muestra lloroso e inquieto y comprobamos que lleva tres días estreñido, sabremos a qué se debe y resultará más sencillo ponerle remedio. La opción de anotar en un bloc no es mala, pero es más visual hacer en un folio una tabla semanal con las 24 horas del día.
Dibuja la tabla y fotocópiala varias veces. Si haces 16 copias tendrás para 8 días (hay que utilizar una tabla por niño).
Luego, únicamente tienes que dejarlas junto a un bolígrafo en un sitio accesible y a la vista (sobre un mueble de la cocina o con imán en la nevera, por ejemplo). Así podrás ir anotando todo lo relacionado con la alimentación, deposiciones, vacunas, tomas de medicamentos o vitaminas, visitas al pediatra, periodos de sueño o malestares de los bebés.
Los primeros días cuesta acostumbrarse a escribir, pero pronto comprobarás su utilidad: las tablas permiten controlar a los bebés de un simple vistazo.
7 Huye de la perfección
Cuando la casa se convierte de repente en un hospital-guardería es fácil perder los nervios. Al menos durante un tiempo, tendrás que darte permiso para ser imperfecta. Además, ahora no puedes confiar mucho en tu memoria, pues la falta de sueño y el cansancio hacen estragos en ella muy pronto.
¿Cómo? Ya no puedes estar disponible para todo y para todos. Esto significa: aprender a decir «no puedo» sin remordimientos, bajar el listón de autoexigencia y delegar algunas tareas, aunque no se resuelvan como te gustaría.
Para hacer frente al caos que puede surgir, resulta muy útil elaborar listas de cosas pendientes. Tenerlo todo por escrito ayuda a priorizar y a planificar el día a día. Así se reducen los olvidos y, en consecuencia, el estrés.
Es normal tener sentimientos de frustración, temores y dudas.
No eres peor madre por ello. Son parte del proceso de adaptación a los cambios que supone tener ya no uno sino dos hijos. Si compartes estas emociones con tu pareja o con otras personas cercanas, te sentirás mucho mejor.