Dudas resueltas
Resolvemos las inquietudes de última hora para que afrontes la llegada de tu hijo con más tranquilidad. Estar informada sobre lo que puede pasar ayuda a no perder los nervios.
Encuanto aparecen los primeros síntomas de parto, es habitual que surjan un montón de preguntas que hasta entonces no te habías planteado, como si es conveniente o no darse una ducha o un baño o si hay algo que se te ha pasado al preparar la bolsa.
¿Sabré reconocer que he roto aguas?
Esta cuestión preocupa mucho a casi todas las embarazadas, porque al final del embarazo es habitual expulsar flujo en abundancia y se puede confundir con el líquido amniótico. Para confirmar que lo que pierdes es líquido, haz pis para vaciar la vejiga y ponte un paño de color oscuro como si fuera una compresa, camina y tose con fuerza y comprueba si expulsas líquido. Así resulta más fácil distinguirlo del pis y del flujo (el líquido amniótico es transparente y puede tener pequeñas partículas blancas o restos sanguíneos, mientras que el flujo es viscoso). En caso de duda, es mejor que vayas al hospital porque si se confirma la rotura será, necesario el ingreso.
¿Me dará tiempo a llegar?
En general, y especialmente si es tu primer parto, hay tiempo más que suficiente para llegar al hospital desde que empiezas a notar los primeros síntomas, dado que el parto de un primer hijo puede durar muchas horas. Si sospechas que el nacimiento puede ser inminente (sientes ganas de empujar) y crees que no te da tiempo a llegar al hospital, llama al servicio de urgencias. Si el parto se produce fuera del hospital, ellos lo atenderán y luego te trasladaran a la maternidad de referencia para comprobar que todo está bien.
¿Puedo ducharme antes?
En principio no hay problema, incluso aunque hayas roto aguas, siempre que el líquido sea limpio (si es amarillento hay que ir al hospital sin demora). De hecho, conviene hacerlo por si luego no da tiempo. El agua caliente sobre la espalda y las lumbares reduce el dolor de las contracciones y relaja los músculos de todo el cuerpo, lo que facilita la dilatación. Lo que no conviene en ningún caso es bañarse hasta que un especialista valore la bolsa amniótica, por el riesgo de infección.
¿Es obligatorio el rasurado y el enema?
Actualmente se intenta rasurar solo si es necesario, cuando hay lesiones que precisen sutura, para que esta sea más fácil y limpia, pero igualmente puedes pedir que no lo hagan. El enema se administra para evitar que se expulsen heces durante la dilatación y el expulsivo, algo que a muchas mujeres les resulta desagradable y que puede manchar al recién nacido. No es obligatorio y puedes negarte a que te lo pongan.
Me da miedo la episiotomía, ¿puedo negarme?
La tendencia actual es realizar la episiotomía cuando sea estrictamente necesario. Puedes manifestar tu deseo de evitarla en la medida de lo posible, pero siempre teniendo en cuenta que hay circunstancias ( uso de fórceps, fetos muy grandes…) en las que es muy difícil evitarla.
Quiero donar el cordón, ¿cómo lo hago?
No todos los hospitales públicos o privados están acreditados para la donación de sangre de cordón umbilical a un banco público. Por ello, conviene que antes del parto hables con tu médico para saber si es posible en el centro donde vas a parir. Si lo es, únicamente tendrás que firmar unos consentimientos antes del parto. El hospital llevará a cabo los trámites necesarios.
¿Y si se me olvida cómo respirar?
Si te surgen dudas o te bloqueas, puedes pedir ayuda a la matrona que te esté atendiendo en ese momento. Ella te explicará en cada momento cómo debes respirar y qué puedes hacer para sentirte mejor.
¿Podré estar con mi bebé en todo momento?
Está claro que el mejor recibimiento que puede tener un bebé es permanecer entre los brazos de su madre, en contacto íntimo con ella, piel con piel. Por ello, en la mayoría de los hospitales se fomenta esta práctica y se intenta no separar en ningún momento a la madre y a su hijo, salvo que sea estrictamente necesario.
El problema es que cuando el niño nace mediante una cesárea, no todos los quirófanos y salas de recuperación están preparados para que la madre y el bebé puedan estar juntos. En estos casos el niño suele permanecer con el padre o con otro familiar hasta que la madre puede reunirse con él (lo que suele suceder en pocas horas).
Aunque la que da a luz es la mujer, tener un hijo es cosa de dos. El apoyo emocional del padre es una gran ayuda