Mamá tranquila vale por dos

Los padres tranquilos transmiten tranquilidad a sus hijos. Pero es difícil no perder los nervios con dos bebés llorando a la vez, pidiendo brazos. ¿Cómo mantener la calma?

Desconecta a ratitos. Hay que procurar no olvidarse de uno mismo, encontrar momentos para leer, ver una película, darse un baño, charlar por teléfono… Hacer cualquier cosa que ayude a «olvidarse» un poco de los niños ayuda a «cogerles» luego con más ganas. También es básico compartir ratos con la pareja, para que la relación no se vea afectada por el maremoto al que se ve expuesta.

Disfrutarles día a día. La sensación de que el tiempo vuela es más intensa cuando se tienen mellizos o gemelos. Cuando te quieres dar cuenta, ya se han hecho mayores. Si te sientes desbordada, piensa que estás viviendo una experiencia mágica: tienes el amor de un bebé por partida doble.

Date tiempo. El ritmo de hambre y sueño de un recién nacido no tiene nada que ver con el de un bebé de cuatro meses. Y lo acabamos de decir, con dos bebés el tiempo pasa volando. En nada verás cambios significativos, ¡y a mejor! Las tomas se espacian y se reducen, los ritmos de los dos bebés se igualan, comen a la vez, duermen a la vez… Y en cuanto empiecen a seguir unas rutinas, descubrirás que de nuevo tienes algo de ¡tiempo para ti!. Echar la vista atrás ayuda a comprobar que todo es cuestión de tiempo y que, poco a poco, la situación se ordena.