Ya sé qué había detrás de...
... el desdoblamiento de personalidad
«Cuando era pequeña, una de las cosas que más me alucinaban de mi madre era su capacidad para cambiar en un santiamén el chip de ‘ te echo una bronca de aúpa’ a ser una persona encantadora, correcta y ¡calmada! si venía alguien a casa o si nos encontrábamos con algún conocido por la calle. No fui consciente de que había heredado estas dotes ventrílocuas, debe ser cosa de genética, hasta que el otro día, cuando estaba jugando a las marionetas con mis mellizos, llamó a la puerta el fontanero que hacía una semana me había dejado empantanada con un baño inservible y le canté las 40. ‘¡Jo, mamá, haces magia. De repente te has transformado en Maléfica!’, me dijeron los dos a la vez », confiesa Mónica, mamá de dos niños de cuatro años.
… el peculiar dominio de la climatología
«Toda la vida he estado convencida de que lo de ‘Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo’ llevaba el copyright de mi madre. Siempre se anticipaba al frío, a la lluvia y al calor, y de esa especie de bolsomaleta-pañalera-botiquín que llevaba al hombro sacaba con igual virtuosismo un pasamontañas que un protector solar. Nunca entendí esa obsesión por evitar que nos enfriáramos ni su preocupación por la climatología hasta que he tenido a María. Cada vez que abro un bolso y veo dentro una de esas rebequitas que siempre llevo ‘por si refresca’ sonrío, acordándome de mi progenitora», dice Laura, madre de una niña de tres años.
… ese afán por tener todo tan controlado
Es difícil que una niña pequeña comprenda que
su mamá se altere tanto cuando no deja las cosas en su sitio o se le hace tarde para ir al colegio… hasta que crece, se ve en la misma situación y descubre los motivos ocultos de estos episodios. «Hasta que no eres madre no comprendes que en el rol va implícito funcionar con un método y que cada alteración de esa pauta desestabiliza toda la logística familiar », señala Pilar, madre de un bebé de año y medio. «Ahora entiendo que no era el desorden en sí lo que enfadaba tanto a mi madre, sino la sensación de no tener todo controlado. Prometo que en cuanto Juan pueda entenderlo, se lo explicaré».
En tu estilo, pero a mi manera
La relación que la nueva madre va a establecer con su hijo se va a nutrir de su experiencia como hija pero también de las nuevas necesidades del entorno. El modo de vivir la maternidad hoy es muy distinto al de hace unas décadas. «En la actualidad, la dedicación a los hijos se combina y solapa con la actividad laboral fuera del ámbito familiar, con actividades lúdicas, con una mayor atención al desarrollo y cuidado personal… Las nuevas madres no renuncian a nada, no existe la necesidad de elegir entre ser madre o todo lo demás. También ha cambiado la disciplina a la que antes se sometía a los hijos. Se imponen, por tanto, modos adaptados a los nuevos tiempos, a la realidad que se vive día a día», reflexiona la coach
Las claves para definir un estilo de maternidad propio son copiar lo bueno de nuestra crianza, pensar qué cosas nos gustaría cambiar, tener seguridad en una misma y confiar en el propio instinto.