Pequeños caminantes.
Unos comienzan a dar sus primeros pasos con apenas un año y otros no se sueltan hasta los 18 meses. Todo depende de la madurez del niño, pero existen «juguetes» que les ayudan a estimular su marcha.
Dar los primeros pasos es toda una proeza para los bebés Una vez que lo logran, desarrollar y afianzar esa facultad será solo cuestión de tiempo y práctica. En las tiendas hay muchos juguetes ideados para facilitar el aprendizaje: correpasillos, andadores, vehículos para impulsarse con los pies... ¿Cuál es mejor? Antes de decantarse por alguno, conviene estudiar sus características, su utilidad a la hora de estimular la marcha, así como las posibilidades de juego que ofrece.
Requisitos básicos
Para garantizar la seguridad de nuestro hijo, es importante comprobar que el juguete en cuestión se adapta a su edad y su tamaño, que es robusto, estable y resistente a los impactos, y que cumple las normas de seguridad (aparece en la etiqueta). Asimismo, conviene observar si se puede plegar o es desmontable. En el caso de que sea heredado, hay que asegurarse de su estado; si no nos convence, será mejor desecharlo. Y no olvidemos que, por muy seguro que nos parezcan estos artilugios, el niño debe usarlos siempre bajo la supervisión de un adulto.
CORREPASILLOS
Lleva ruedas y una barandilla trasera para que el niño se agarre y camine apoyado en ella. Puede tener distintas formas e incorporar algún juego (bloques de construcción, por ejemplo). Los modelos que llevan asiento se pueden usar también como vehículos.
Edad. Desde el momento en que el pequeño puede mantenerse de pie solo y da sus primeros pasos (entre los 10 y los 16 meses). Antes puede ser peligroso por el riesgo de caídas.
Para qué sirve. No es para aprender a andar, sino para ensayar lo aprendido, es decir, para que el niño ejercite la marcha una vez que haya dado sus primeros pasos. Antes debe saber guardar el equilibro y haber trabajado la marcha lateral, es decir, avanzar de lado agarrándose a un mueble. Beneficios. El niño apoya completamente la planta de los pies y aprende a distribuir el peso de su cuerpo de una pierna a otra mientras camina. De esta forma afianza su sentido del equilibrio, a la vez que va fortaleciendo los músculos de brazos y piernas.
BALANCÍN
Hoy día podemos encontrar desde el tradicional caballito de madera hasta diseños más sofisticados, con formas, materiales y accesorios variados. Es fundamental que tenga asas para agarrarse, una base de balanceo antivuelco y un apoyo para los pies. Algunos modelos llevan un arco de seguridad alrededor del asiento, que impide que el pequeño pueda caerse.
Edad: Cuando ya se mantiene sentado (a partir de los 8 o 9 meses), si el modelo dispone de un asiento cerrado. Si el asiento no tiene protección, a partir de los 18 meses, y siempre con un adulto presente. Para qué sirve. Es, sobre todo, un juguete que proporciona diversión: el balanceo entusiasma a los niños y les permite disfrutar del movimiento sin necesidad de desplazarse. Beneficios. Ejercita el sentido del equilibrio, ya que con el balanceo el niño va ajustando imperceptiblemente su cuerpo a los movimientos que hace, y ese aprendizaje le será de gran utilidad para cuando comience a caminar.
EMPUJE Y ARRASTRE
Tienen ruedas y los hay de muchas formas, aunque predominan los animales. Unos llevan una cuerda en la parte frontal para tirar de ella; otros tienen un palo para empujar por detrás. En algunos, el muñeco se mueve, hace ruidos o emite luces mientras el niño lo arrastra.
Edad. A partir de los 18 meses, cuando el niño ya anda con soltura. Para qué sirve. Aunque su función principal no es otra que el juego, estos artilugios invitan al niño a practicar la marcha y pueden ser un buen recurso cuando no quiere andar y pide ir en la sillita o en brazos. Los que tienen forma de animal, y más aún si son de tacto suave, se pueden usar también como objetos de compañía y consuelo.
Beneficios. Estos juguetes estimulan la marcha y la orientación espacial. Los de empuje ayudan al desplazamiento y a practicar el equilibrio. Ambas modalidades, pero sobre todo los de cuerda, obligan al niño a coordinar varias acciones al mismo tiempo: caminar, tirar o empujar, y mirar al juguete. La ventaja es que el crío puede ir adaptándose a su propio ritmo: al principio, cuando tira del juguete, tiene que pararse y volver la cabeza para comprobar si este sigue allí. A medida que gana destreza, podrá mirar hacia atrás sin necesidad de pararse.
VEHÍCULO
El niño se monta encima y avanza empujándose con los pies. Puede ser un coche, aunque también puede tener forma de moto, de animal... Algunos llevan un soporte trasero para que el niño camine empujándolo y lo use como un correpasillos.
Edad. A partir de los 12 meses. Para qué sirve. Para disfrutar desplazándose por la casa o al aire libre. También, para emular a los mayores conduciendo (los primeros juegos simbólicos aparecen al final de este año).
Beneficios. El niño descubre que, usando las piernas y los pies adecuadamente, puede mover el vehículo y adquirir velocidad. Con ello gana autonomía y confianza en sí mismo. Además, el ejercicio fortalece sus músculos.
TRICICLO CON BARRA
Se ha puesto de moda en los últimos años. Es una versión del triciclo de toda la vida diseñada especialmente para los más pequeños. Incorpora una barra trasera con asa para poder ser conducido y empujado por un adulto. Debe llevar correas de sujeción y frenos. Pueden tener diferentes accesorios: retrovisores, capota, cesta para los juguetes del niño, etc.
Edad. Los hay crecederos, válidos a partir de los 6-10 meses. s. Otros están aconsejados a partir de los 15 meses. Si se preten- nde que el niño pedalee, hay que esperar a que cumpla 2 años. s.
Para qué sirve. Para desplazarse pedaleando, una vez que el pequeño ya está capacitado, normalmente a partir de los dos os años. Antes de esa edad, es más un vehículo de paseo: el niñoño se sienta, apoya los pies en los pedales o en el reposapiés y losos padres lo empujan. Beneficios. Manejar un triciclo requiere destreza, coordina- nación, fuerza y sentido de la orientación espacial. Esto se logragra partir de los dos años. Antes de esa edad, los beneficios paraara el desarrollo psicomotor son casi nulos. Pese a ello, tiene ven- entajas: al niño le encanta usar un triciclo como el de los mayores ores y a los padres les puede resultar cómodo usarlo como alternativa a la silla de paseo.