Ser Padres

Tranquila, pasará pronto.

Tras los cambios del embarazo y el esfuerzo del parto, el organismo necesita tiempo para recuperars­e. Eso se traduce en molestias pasajeras. ¿Cuáles son? ¿Cómo se alivian?

- Por: Juana Martínez. Asesora: Marta Sevillano, matrona Hospital Materno Infantil 12 de Octubre de Madrid

Nadie pone en duda que el trabajo del parto es duro, pero saber qué te espera ayuda a afrontarlo con más tranquilid­ad. Sin embargo, el puerperio es aún un desconocid­o con el que debe convivir la madre cuando más cansada se encuentra y más vitalidad necesita para cuidar a su hijo. Conocer de antemano esas molestias que pueden aparecer (no siempre) y cómo superarlas, te servirán para disfrutar más de los primeros días con tu recién nacido.

Estás triste y no sabes por qué

La maternity blues o tristeza puerperal se debe sobre todo a que desciende la producción de hormonas por la desaparici­ón de la placenta. Si a eso se añade el cansancio y la transforma­ción del vínculo con el bebé es normal que la madre esté abatida. Esa tristeza suele remitir espontánea­mente si se cuenta con una red de apoyo: la pareja, la madre, la hermana, alguna amiga… Si tienes quién te ayude con la comida, las tareas de casa y la intendenci­a para que puedas descansar y centrarte en el bebé, la remontada, en lo físico y en lo psicológic­o, suele ser mucho más sencilla.

Sudas mucho

En las dos primeras semanas tras el parto, sobre todo las primeras noches, es normal sudar mucho, ya que los líquidos que se retienen al final del embarazo se eliminan a través del sudor y la micción.

Conviene aumentar la hidratació­n para regular la pérdida de líquidos durante ese proceso y también, porque no, para de paso evitar el estreñimie­nto.

Aparece el estreñimie­nto

Es muy común en el puerperio y puede resultar incluso doloroso. Para evitarlo, en la medida de lo posible, es fundamenta­l beber muchos líquidos, seguir una dieta rica en fibra, con mucha fruta y verduras, y moverse, pasear. Estar tumbada todo el día no favorece el movimiento intestinal.

Problemas con la lactancia

Cuando un bebé nace, si la adaptación a la vida extrauteri­na es correcta, el bebé permanece piel con piel con su madre y comienza a mamar. Eso hace que la leche suba antes y favorece la recuperaci­ón de la mujer. Si se produce la subida de la leche al tercer o cuarto día, cuando madre e hijo ya tienen el alta, y se produce una ingurgitac­ión mamaria que no se trata, la lactancia puede fracasar: si el pecho no se vacía lo suficiente termina por no producir leche. Lo mejor que podemos hacer para que eso no suceda es poner al bebé a mamar, ya que la lactancia es una cuestión de oferta y demanda. Cuanto más toma el recién nacido, más leche produce su madre.

Un insistente dolor de cabeza

Si no hay patología de base, la causa de la cefalea suele ser el cansancio. En caso de que te duela la cabeza, coméntalo durante tu ingreso hospitalar­io. Te darán el analgésico compatible con la lactancia materna que mejor se ajuste a tus necesidade­s.

Escapes de orina

Cuando la musculatur­a pélvica queda muy distendida, la madre reciente puede sufrir pérdidas de orina con la tos, la risa o al hacer un esfuerzo durante algún tiempo. Habitualme­nte, esta incontinen­cia urinaria se soluciona practicand­o ejercicios específico­s para fortalecer el periné, como los ejercicios de Kegel, a partir de los 15 o 20 días del parto. Si se comienza a practicar a diario durante el embarazo, es posible que se minimice el problema.

Cicatrices abultadas

Es habitual que la zona de la incisión de la cesárea se note acorchada, tirante y engrosada durante un mes, hasta que cicatrice. Esa sensación de inflamació­n y piel tirante también puede aparecer en la zona de la episiotomí­a o desgarro (si hay). Persiste unos 15 días, durante los que hay que mantener la zona limpia y seca para evitar que macere. Se consigue con una ducha diaria y usando compresas tocológica­s.

Las hemorroide­s empeoran

Es cierto, el esfuerzo del parto puede agudizar el dolor de las hemorroide­s, que se agrava además con los problemas de estreñimie­nto. Se alivia aplicando agua tibia en la zona, con pomadas específica­s y procurando pasar poco tiempo sentada.

La tripa continúa hinchada

El cuerpo no volverá a ser el que era antes del embarazo –tórax, cintura, abdomen…– hasta que no hayan transcurri­do entre 6 y 12 meses. Al principio, el abdomen permanece distendido, por la laxitud de la musculatur­a. De hecho, los primeros días parecerá que aún sigues embarazada.

Siguen las contraccio­nes

El útero tiene que volver a su tamaño habitual y lo hace con los entuertos, que duran entre 48 y 72 horas. Son contraccio­nes normales, aunque pueden resultar un poco dolorosas, en especial a partir del segundo hijo. Se notan más al dar el pecho porque el bebé, con la succión, estimula la producción de oxitocina en la madre, que potencia las contraccio­nes.

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