Entrevista
Yeap Ban Har, creador del método Singapur de matemáticas.
Muchos alumnos españoles tienen pánico a las matemáticas, una asignatura «difícil» desde el primer año de colegio. Pero esta valoración no está generalizada. Existen países como Singapur donde es realmente difícil que un niño suspenda esta asignatura. De hecho, utilizan un sistema de enseñanza que lleva su nombre: el método Singapur.
El Dr. en educación matemática, Yeap Ban Har, referente mundial en la aplicación de esta forma de educar, explica a Ser Padres los secretos de su éxito en un país con los mejores resultados en pruebas educativas internacionales, como el informe PISA.
¿En qué consiste el método Singapur? ¿Dónde radica su éxito?
En realidad no existe un método propiamente dicho. Se trata más bien de una forma de enseñar. Busca que los profesores trabajen en equipo con los alumnos, que escuchen sus ideas para la resolución de los problemas en lugar de hacerles memorizar. Y este enfoque del aprendizaje convence por igual a docentes y niños. De hecho, muchos adultos reconocen que hubieran deseado aprender las matemáticas de esta manera.
En Singapur ha triunfado, pero… ¿es fácil de aplicar en cualquier país?
No es sencillo, pero sí posible. Lo importante es la formación y contar con directores fuertes en los colegios. Ha triunfado en los centros que cuentan con líderes fuertes que facilitan el aprendizaje.
¿A partir de qué edad puede comenzar a emplearse?
Desde la escuela Primaria, desde primero, o incluso desde la escuela Infantil, si el niño asiste a una, claro.
Pero parece un tanto difícil en un país como España, con 30 alumnos por clase. ¿Cómo pueden los profesores realizar una escucha activa en estas condiciones?
Treinta es un número perfecto. De hecho, en Singapur los alumnos por aula llegan a 40. El aprendizaje será adecuado si los educadores animan a los estudiantes a trabajar juntos en grupos, a escucharse. Está claro que al debatir en clase aprenden a respetar el turno, a compartir ideas y puntos de vista. Los pequeños deberían tener la oportunidad de explorar cuando descubren una nueva idea, utilizando en clase objetos y materiales concretos para desarrollarlo.
Entonces… ¿necesitan los docentes un entrenamiento especial?
Tienen que aprender a cambiar su mentalidad sobre las matemáticas y entender que implican pensar y calcular, y que todos los alumnos pueden aprenderlas. Hay que desterrar la idea de que las matemáticas son procedimientos, memorización y cálculos tediosos.
¿Pueden ayudar las nuevas tecnologías?
Su rol debe ser el de apoyar y ayudar a los profesores, por ejemplo, en casos en que necesitan animación para explicar algún concepto. Pero no son indispensables y se puede dar clase sin utilizarlas. Eso sí, no hay que negar su utilidad con guías para los profesores, que aprenden (por ejemplo) a través de videos de tutoriales.
¿Pueden los padres apoyar la metodología desde casa?
Seguro que sí, aunque creo que el papel de la enseñanza de las matemáticas debe recaer en los colegios. Los padres pueden apoyar a sus hijos como padres que son, pero no se puede esperar que enseñen a los niños materias escolares, que deben aprender en clase. Eso sí, la falta de confianza de los padres hacia los profesores no ayuda. Para que la educación funcione, su relación debería ser fluida, de compañeros y aliados.
Las diferencias de resultados en el informe PISA son muy significativas. ¿Crees que puede ser un reflejo fiable de la educación de cada país?
Es un indicador. Aunque no lo cuenta todo, sí tiene claras implicaciones económicas.
«Hay que crear un ambiente de enseñanza donde se valoren las ideas más que las respuestas mecanizadas»