Lo más importante: que el niño se sienta seguro
Si se procura por igual el fomento de la seguridad y se cuidan los factores emocionales, el cambio de progenitor- casa no debería preocuparnos. Así, las idas y venidas pasan a un segundo plano si los padres priorizan la estabilidad de su hijo, que depende más de las relaciones significativas que de la comodidad a nivel físico o ambiental. Este sistema puede ser el ideal si en cada domicilio las normas y los hábitos son similares.