Flujo vaginal.
No te alarmes si se vuelve más abundante y espeso. Pero si cambia de color, huele mal o notas molestias, debes consultarlo con tu ginecólogo.
Cuando estamos embarazadas se producen muchos cambios en todo nuestro organismo y uno de los primeros es el aumento de flujo vaginal. De hecho, si estás buscando un bebé y observas cambios significativos en éste, hazte con un test de embarazo, es probable que lo hayáis conseguido.
¿Por qué cambia?
Por el aumento en la segregación de estrógenos que estimulan las glándulas de la producción de flujo. Además, hay una mayor circulación sanguínea en la pelvis que también favorece su aumento (mucho más llamativo en el tercer trimestre). Pero es totalmente normal. De hecho, esta secreción es la que formará el tapón mucoso que protegerá al bebé de posibles infecciones.
Cómo cambia
Aproximadamente a los 10 días después de la fecundación, el flujo puede volverse más espeso e, incluso, rósaceo. Después se vuelve más blanquecino y no tiene olor. Muchas veces es parecido a la secreción que tenemos cuando estamos ovulando, pero más abundante, por eso muchas mujeres suelen usar salvaslips, pero los médicos desaconsejan su uso en estos casos para evitar posibles infecciones.. Ahora bien, si este flujo comienza a oler mal o lo asocias a otras molestias en la vulva o en la vagina, debes consultarlo con tu ginecólogo para que averigüe la causa.