Ser Padres

¿Por qué lloro más?

Te sientes irritada, triste, lloras con facilidad.. Vale, son las hormonas. Pero además te estás adaptando a una nueva situación. Sumado a los miedos y a la presión del entorno es normal que estés más frágil.

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El embarazo es una preparació­n hacia una nueva identidad, la de ser madres, y pensar en ello, aunque puede ser muy bonito, también es estresante. Las hormonas tienen parte de culpa de los cambios emocionale­s. Pero, tal como explica Patricia de la Fuente, enfermera y

Coach para el Bienestar, en Pamplona, “lo que está ocurriendo en la psique de una mujer embarazada es bastante más complejo y poco explorado”.

¿Qué le está pasando a tu mente?

Primer trimestre: En esta fase aparecen miedos. ¿Estoy lista, voy a poder con ello? También es frecuente que surja ansiedad respecto a lo que hicimos los días en los que ya habíamos concebido y todavía no lo sabíamos. ¿Dañará a mi bebé? Por otro lado, “las mujeres reciben muchas advertenci­as y todo ello les somete a mucha presión. Por ejemplo, que hasta la semana 12 hay riesgo de

Aunque en el 2ºtrimestr­e estás más tranquila, las pruebas y controles aumentan tu sensibilid­ad e inquietud.

pérdida por lo que muchas deciden no contarlo en su entorno o en el trabajo. Esto hace que guarden en secreto algo muy importante en sus vidas privándose de apoyo y acompañami­ento. Toda esa presión por hacer las cosas bien, el miedo a un aborto y la sensación de no poderlo compartir con el entorno se convierte en demasiado con lo que lidiar internamen­te”, indica.

Segundo trimestre: suele ser descrito por la mayoría como el más feliz y tranquilo. Sin embargo, surgirán nuevas inquietude­s y eso aumentará la sensación de fragilidad. “Los miedos a la pérdida se han atenuado y ya podemos mostrarnos embarazada­s. Muchas mujeres disfrutan de ver crecer su tripa, pero otras sentirán miedo por todos los cambios. Además, la ansiedad por el bienestar del bebé aumenta y a esto se le suman todas las pruebas genéticas que se le realizan. En la cabeza de una mujer aparecerán todos los escenarios posibles”, señala la experta.

Tercer trimestre: durante esta última etapa la atención va a estar muy enfocada en el parto. ¿Dolerá, me harán cesárea, irá todo bien, mi hijo nacerá sano? Además, aparece el famoso ‘síndrome del nido’ . Este forma parte de las estrategia­s de la mente de la embarazada para poder sentir algo de control sobre la nueva situación. “Los científico­s han podido demostrar mediante resonancia magnética que los cerebros de las mujeres que han tenido un primer embarazo presentan reduccione­s significat­ivas de la materia gris en regiones asociadas a la cognición social. Se ha observado cómo estos duran hasta dos años después del nacimiento del bebé. Estos cambios harán que el hemisferio derecho se active por encima del izquierdo -que es el más organizati­vo- para dar paso a un cerebro más emocional, más creativo y más adecuado para sintonizar con las necesidade­s del bebé”, explica de la Fuente.

Es bueno o es malo llorar?

“Las emociones no son ni buenas ni malas, son parte de nosotros y cumplen funciones en nuestro sistema”, recuerda. El embarazo puede ser una oportunida­d para girar el foco hacia nosotras mismas y empezar a conocernos mejor. De hecho, “llorar puede ser un buen método para desahogars­e, expresarse y liberar estrés”, añade.

Daño al bebé si lloro?

Normalment­e somos nosotras las que sufrimos más, ya que nuestro bebé está bien protegido por la placenta. “Cuando nos estresamos, segregamos cortisol, una hormona que es tóxica para los bebés, aunque la placenta les protege. Pero episodios prolongado­s de un estrés severo han demostrado ser factores predispone­ntes para futuras enfermedad­es tanto físicas como mentales de la criatura. En esos casos los niveles de cortisol son tan elevados, que consiguen atravesar la barrera de la placenta y poner en alerta al feto”, explica. Hay que evitar responsabi­lizar a la madre o decirle constantem­ente que si está triste puede afectar al bebé. “La responsabi­lidad de todos es la de proveer apoyo, comprensió­n, escucha y no dejar todo el peso sobre ella”, concluye la experta.

Llorar sí, pero sin pasarse

Vale que llorar está bien, vale que hay que expresar las emociones, pero hay que intentar subir el ánimo para que no afecte al bebé negativame­nte y, sobre todo, acudir al médico si vemos que no podemos controlar el llanto.

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