Enséñale a ser alegre.
Tendencia natural del ser humano, desde bebés aprendemos a reír y a buscar situaciones placenteras. Una tendencia que puede marcar el carácter adulto.
La felicidad es un estado del alma que se construye con momentos de alegría. La felicidad es aspiracional -se puede lograr o no- pero la alegría es inherente al ser humano, como lo es la tristeza, la ira o la templanza. Una emoción natural que todo lo puede y que, en muchas ocasiones, se pierde en la vida adulta. Gracias a la facilidad que tienen los niños desde que nacen para poder proyectar sus estados de ánimo, se observa que son naturalmente alegres, que la risa, la carcajada, la sonrisa, y también la serenidad y la calma, les son innatos. Y que ese batiburrillo de reacciones les producen instantes de alegría y les da información valiosa de lo que es placentero para ellos.
Sale a tu encuentro
Sin embargo, y así lo explican en su libro Alegría Álex Rovira y Francesc Miralles, este sentimiento se va quedando en el camino. Para los autores, “la alegría es sencilla, directa y evidente”. Lo traspasa todo y está en todas partes. Sale a tu encuentro inesperadamente, te sorprende, te atrapa, pero ese atrapar es una liberación, porque cuando la experimentamos nos relajamos, sonreímos, reñimos, oxigenamos el cuerpo, nos emocionados. Necesitamos expresarla, que nuestro cuerpo la exprese saltando, corriendo, compartiéndola en el abrazo, el beso, la mirada cómplice, el arrebato amoroso… Siempre está ahí, como un secreto abierto, tan obvia que la obviamos, tan evidente que no la vemos. Porque simplemente está tapada”. Son muchos los estudios que hay detrás de la idea de que niños con una infancia más alegre tendrán una vida adulta más saludable. Pero al margen de los golpes que pueda dar la vida (también en la de un niño) deben aprender a ser alegres, a encontrar eso que les produce alegría, fomentarlo y experimentarlo al máximo.
Psicología positiva
Según diversos estudios de las aclamadas psicólogas Sonja Lyubomirsky (autora de La ciencia de la felicidad y Los mitos de la felicidad) y María Jesús Álava Reyes (autora de La inutilidad del sufrimiento y Aprende a ser feliz), la psicología positiva es una de las herramientas más eficaces para aprender a estar alegres y poder así hallar la felicidad. Una serie de pautas básicas que, aplicadas a los niños, suponen un desarrollo sano de su carácter y abren el camino para una vida emocional adulta mucho mejor y satisfactoria. La base de su ideario está en una serie de valores para que los padres transmitan a sus hijos que su vida interior y la forma que tengan de manifestarla al exterior sea más armoniosa, más satisfactoria y, por lo tanto, más alegre. Entre ellas se en-
cuentra fomentar la amabilidad entre los niños para que siendo más cariñosos y agradables gocen de más aceptación social. Que aprendan a dar las gracias para que aprecien el valor de las cosas que les ocurren y no den por hecho que todo lo merecen. Que sean positivos para que puedan creer más en sí mismos. Que los adultos eviten etiquetarles como malos, llorones, movidos, listos o guapos para que sean ellos mismos los que puedan moldear una actitud y un temperamento que se ajuste a su verdadera personalidad. Que no se dramaticen sus actitudes y se dé justo valor a sus actos sin que una regañina o una llamada de atención devenga en insultos o faltas de respeto ya que puede mermar su autoestima de manera irreparable. Y que sus logros personales, su autonomía y su capacidad de resolver conflictos emocionales sean para sus padres motivo de alegría y satisfacción ya que sólo encontrarán en esta forma de refuerzo positivo orgullo, tranquilidad y motivación para seguir procediendo de esa manera.
Ladrillos de alegría
En su libro Alegría, Álex Rovira y Francesc Miralles reescriben las famosas frases de Marco Aurelio, Aristóteles o Gandhi sobre la felicidad para que nos centremos en la alegría, en esos instantes que pueden llenar la vida de bellas emociones. Y así lo explican: “No sabemos qué forma tiene el edificio de la felicidad, pero lo que está claro es que se construye con los ladrillos de la alegría”.