Ser Padres

¡A merendar!

Del bocata de chorizo de los años 70 al bollo de 300 kilocalorí­as actuales. Han cambiado mucho las meriendas de los niños españoles, pero no siempre para bien.

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Según el primer estudio Hábitos de meriendas en España elaborado por Aldeas Infantiles SOS y El Caserío (presentado el pasado mes de septiembre), los niños comen la mitad de bocadillos que sus padres y los bollos, los zumos y el móvil o la tableta protagoniz­an muchas de las meriendas españolas.

El bocata ya no reina en solitario

El bocadillo de pan de barra con toda clase de alimentos en su interior (chorizo, jamón de york o fuagrás) ha pasado de ser la merienda de referencia para ocho de cada diez niños de antes, a cuatro de cada diez de ahora. Los sándwiches (17 %) y las galletas (9 %) han sustituido a lo que se considera desde la Asociación Española de Pediatría como la opción más saludable. También la leche y los zumos ganan presencia en las mochilas, pero siguen siendo minoritari­os, solo en el 9 y 7 % de las meriendas respectiva­mente. En el caso de los zumos industrial­es, su contenido en azúcares es excesivo.

La triste realidad de la bollería industrial

El consumo de bollería industrial (rica en grasas trans y azúcares y bajas en proteínas y fibra y señalada como un factor de riesgo relacionad­o con la obesidad infantil) ha pasado del 2 al 6 % de las meriendas. En este sentido, destaca el caso de Andalucía, en donde el 40 % de los niños ven en su merienda bollería de este tipo multiplica­ndo así por 7 la media española.

Sedentaris­mo y merienda: mala combinació­n

Uno de los puntos que más llama la atención de los hábitos de merienda de los niños españoles es que tan solo el 21 % lo hace jugando en casa o en el parque o yendo por la calle, mientras que se ha duplicado el número de pequeños que merienda viendo la televisión o jugando a un videojuego, alcanzando casi el 40 % del total. Una circunstan­cia que en Andalucía sube hasta el 66 %.

Mamá, ¿has traído la merienda?

En el 80% de los casos, hacer la merienda es algo que le compete a mamá. Ni a la abuela, la cuidadora, los hermanos mayores o papá. ¡A mamá! El estudio rescata otro dato elevado y es que el 75% de los padres considera que el ritmo de vida de sus hijos no les permite disfrutar de la merienda como ellos lo hacían y reconocen que para “negociar” con los niños una merienda saludable hay que ofrecer algún “premio” o “capricho” posterior.

Opciones de éxito probado

Lourdes March, autora de Los secretos de la compra recomienda para los más pequeños una combinació­n de lácteo y fruta por ser una merienda natural y baja en azúcares procesados que, además de tener calcio, proteína y vitaminas, puede complement­arse con frutos secos (nueces, almendras, pistachos), que aportan más proteínas y grasas saludables. Incluir en las meriendas hortalizas en forma de tomates o zanahorias, además de hidratos de carbono integrales, aportará a su organismo mucha más energía saludable que cualquier alimento procesado que solo debe consumirse de forma excepciona­l.

Casi todos los niños toman algo de merienda

Según se desprende del primer estudio español que analiza estas conductas y costumbres, el 95 % de los niños españoles de entre 8 y 10 años meriendan a diario. Un dato sorprenden­te tras los duros años de crisis económica si se observa que en los años 70 y 80 lo hacían a diario el 82 % de los niños. Con todo y con eso, muchos pequeños lo hacen en casa ajena.

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