¿Yo soy ese?
A los bebés les encanta mirarse al espejo y parece que tratan de descubrir quién es ese del reflejo. No siempre se reconocen pero sí lo harán. Te explicamos cuando empiezan a ser conscientes de su identdiad.
Seguramente te habrás quedado embobada y a la expectativa al ver cómo tu bebé empieza a analizar la imagen que ve en el espejo. Te preguntarás si se está reconociendo y si, de algún modo, sabe que ese que se mueve igual que él es su propio reflejo. Sin embargo, es probable que simplemente se esté divirtiendo y que aún esté inmerso en el largo camino de la autoconciencia que empieza con el nacimiento y no termina hasta la adolescencia. “La autoconsciencia, que implica reconocerse como entidades subjetivas, individuos diferenciados, es un proceso progresivo que comienza a desarrollarse a lo largo de la fase de oralidad del crecimiento evolutivo. En
esta fase, la vida del niño se organiza entorno a la necesidad de ser alimentado y su primera forma de relación consigo mismo y con los demás se da a través de la sensorialidad oral”, explica el psicólogo Jonathan Levit Suris, del Hospital Quirón Teknon, de Barcelona.
Te reconoce antes de reconocerse
Los bebés reconocen antes a los otros o elementos de los otros que a sí mismos. “Poco a poco, con la interacción que realiza mediante la sensorialidad oral comenzará a distinguir entre sí mismo y lo ajeno. Las caricias, la voz de la madre, la distinción de que hay algo fuera que le nutre y el contacto con los demás le servirán de estímulo en los inicios del desarrollo de la autoconciencia”, indica. Y es que, en los primeros momentos del desarrollo neurológico el niño vive en un estado de cierta confusión y simbiosis, que progresivamente va transformándose en lo que conocemos como diferenciación. Lo que conoce de otro no necesariamente debe ser la totalidad del objeto sino elementos que le son familiares y le resultan más o menos placenteros.
¿Podemos influir en ella?
Sí. De hecho, la interacción madre e hijo es muy importante “La autoconsciencia es un mecanismo que se activa naturalmente, pero es esencial la satisfacción de sus necesidades sensoriales, de alimentación, de contacto, que sientan nuestra presencia y nuestro afecto y que les demos seguridad para desarrollarse. Y es que, la experiencia de que hay alguien disponible para satisfacer y calmar su displacer le generará sus primeras experiencias de confianza básicas en su primer estadio psicosocial como persona”. Por eso, es muy importante no escatimar en contacto físico (piel con piel), caricias, mimos y responder a sus demandas. “La calidad del soporte emocional brindado en los primeros compases de la vida determina en gran parte el desarrollo de la personalidad humana. Una hipoestimulación en edades tempranas por distintas causas puede ser origen de trastornos como el autismo o trastornos psicóticos”, alerta el psicólogo.
En general, la autoconsciencia comienza a desarrollarse hacia los 15 y 24 meses
¿Cómo le ayudamos a desarrollar su autconsciencia?
Además de darle el apoyo vital y el cariño que necesita, podemos establecer rutinas de juego. Por ejemplo, ayudarle a reconocerse en el espejo e ir midiendo en qué estadio se encuentra. El juego del escondite, adaptado a su edad y características, puede ser una forma de estimular la autoconciencia poco a poco, ya que es un juego donde los participantes manifiestan diferenciación. También se puede jugar a dar y recibir cosas, ya que se diferencian las dos personas como entidades que tienen o no tienen. Podemos usar una fotografía e identificar a todos los miembros de la familia, usar muñecos para que pueda diferenciar distintos personajes. Podemos además mostrarle o decirle atributos que le representan o que le pertenecen, hablando de él como sujeto individual. Para medir en qué fase se encuentra, hay un experimento muy interesante en Youtube donde el bebé debe empujar un carrito atado a una manta hasta donde está su madre, estando él encima. Los niños que no han desarrollado la autoconciencia no se dan cuenta de que su Yo es el que no permite que el carro se mueva, mientras que los que ya poseen esta característica aprecian que han de apartarse ellos para poder avanzar.