Las 8 claves de la crianza con apego
Lazos afectivos desde el nacimiento
La unión piel con piel con el bebé desde el mismo nacimiento fomenta la creación de un vínculo temprano. Las horas y los días después del parto son un periodo muy sensible en el que tanto la madre como el bebé necesitan estar muy cerca, el contacto mutuo.
Lactancia materna
Es el alimento más completo para el recién nacido. Y también proporciona consuelo y un contacto único entre madre e hijo. Es un componente primordial para fortalecer el vínculo afectivo entre la madre y el bebé, y está íntimamente relacionada con la premisa anterior de crear lazos afectivos desde el parto.
Llevar al bebé encima
Los bebés en brazos son felices. Están en contacto directo con la persona que lo lleva, normalmente su papá o su mamá. Se sienten más protegidos, se estresan menos y permanecen en un estado de vigilia tranquilo, por lo que se adapatan mejor al entorno.
Dormir cerca del bebé
Ya sea en la misma cama o cerca de él. Se trata de una fórmula utilizada por muchas familias con los niños pequeños. Al dormir acompañado se evita la angustia de la separación que experimentan algunos niños durante la noche, y de este modo se consigue que duerman ( descansen) más y mejor.
Su llanto es una forma de expresión: son sus palabras
Llorar es la forma que tiene el bebé para comunicarse. No llora por engañarnos, por simple berrinche, sino porque necesita algo. Si hablamos de las necesidades de un bebé no sólo hablamos de que hay que cambiarle el pañal, cubrirlo del frío o alimentarlo, sino también de darle seguridad a través de los brazos, los mimos, las caricias y nuestro contacto.
Cuidado con cómo le educas
Educar no es adiestrar. Los niños no necesitan que les enseñemos a obedecer, sino lo que es bueno y sano para ellos. Un estilo de crianza rígida basada en normas y calendarios no es una forma natural de cuidar a un bebé. Esto no quiere decir que no haya rutinas, pero hay que recordar que las necesidades del bebé están por encima de los horarios y de nuestros deseos.
Mantener un equilibrio
Encontrar un sano equilibro es importante en todos los aspectos de la vida, y también en la crianza de los hijos. A ser padres se aprende y son los hijos quienes nos enseñan. Priorizar las necesidades de los niños no significa dejarles hacer lo que quieran. Hay que aplicar la lógica y el sentido común.
Papá y mamá: ambos deben cuidar de él
Tanto durante el día como durante la noche, el padre y la madre han de cuidar de su hijo. No es una tarea exclusiva de solo uno. Ambos son responsables de su felicidad y bienestar. Además, que ambos se involucren en su cuidado, en atender sus demandas, en su educación, en los valores que se les quiere transmitir... propicia un vínculo mejor con él y más comprensión. Además, la compenetración entre papá y mamá es clave para crear un vínculo familiar saludable. La empatía y el respeto entre los miembros de la familia, tanto entre los progenitores como entre los padres y los hijos, genera un ambiente de estabilidad y empatía en el que el niño se siente seguro, a gusto, y aprende también a tratar a los demás con respeto.