“Controlar el síndrome es algo motivador para los niños”
Ángel Terrón: La psicología ha fracasado estrepitosamente al abordar el TDA/TDAH ya que el tratamiento tradicional no hace frente al ámbito educativo donde los problemas se manifiestan más. Por eso, en centros como Educ-at llevamos a cabo intervenciones psicoeducativas en las que se trabajan todas las áreas de influencia de la vida del niño que incluyen la académica y la competencial. Al inicio de Primaria, el sistema de estudio de los colegios se basa en la lectoescritura, por eso de los 6 a los 8 años es la edad en la que más se diagnostica porque los problemas de aprendizaje se hacen más evidentes, ya que son niños que no procesan bien el conocimiento en la lectura. Por eso es importante trabajar con ellos técnicas de estudio por el que aprendan a reelaborar lo escrito, con información secuenciada, con elementos dinámicos, esquemas… Sin abandonar, por supuesto, el ámbito emocional, el control de impulsos y a la intervención familiar. Sin construir equipo, sin implicar a toda la familia, no podemos hacer nada.
Alberto Jiménez: El cerebro de un niño con TAD/TDAH funciona a menor medida, trabaja más lentamente. En las familias hay mucho miedo ante la idea de que sus hijos tengan que tomar un fármaco de por vida, y más aún los estimulantes que son derivados de la anfetamina (aunque no todos). Uno de los problemas a la hora de medicar a estos niños es que no existe una categorización de gravedad de síntomas, no hay TDA/ TDAH leves o graves. Cuanto mayor sea el déficit de atención, cuanto mayor sea la impulsividad y la hiperactividad -si la hay-, el desequilibrio suele ser también mayor. No es un síndrome curable pero lo que se busca en la edad infantil y adolescente es que esos rasgos sean dominables y se acaben convirtiendo más en cierto tipo de personalidad desarrollada con unos mecanismos de control. La medicación, por tanto, no debe entenderse como un apoyo continuo, sino que junto con el tiempo y la terapia debería remitir parte de la sintomatología. Por eso tenemos tan pocos pacientes adultos, porque con el tiempo aprenden a dominar los impulsos y a gestionar las emociones.