Ser Padres

Superar el parto

El embarazo es un gran reto físico: cambios hormonales, aumento de peso, el suelo pélvico se resiente, aparición de incontinen­cia urinaria por la presión que el peso del bebé ejerce en la vejiga… Pero ¿qué ocurre cuando ya hemos dado a luz?

- Por Ahinara Ortiz

Suelo pélvico. ¡En forma!

Después del embarazo se necesita tiempo para descansar y establecer un vínculo con el bebé, pero también es momento para volver a ponerse en forma y, sobre todo, recuperar el suelo pélvico para evitar problemas en el futuro.

¿Qué es y cuál es su función

El suelo pélvico es un conjunto de músculos que sostiene la parte baja del abdomen: útero, matriz y vejiga urinaria. Su debilitami­ento puede producir pérdidas involuntar­ias de orina al hacer algún esfuerzo físico, reírnos o incluso al estornudar. Entre las diferentes causas que provocan problemas en el periné se encuentran el embarazo, el parto, el envejecimi­ento y el ejercicio físico no adecuado. ¿Por qué ocurre esto? Durante el embarazo la musculatur­a pélvica se estira para adaptarse al bebé y es, de hecho, la que ayuda a empujarlo durante el parto. El suelo se resiente por ello y es probable que muchas

mujeres, tras dar a luz, tengan problemas de incontinen­cia. Por eso, conviene ejercitar esta zona a lo largo de la vida y, más intensamen­te, tras el embarazo. Estos consejos te ayudarán:

Salir a caminar

En realidad, esta rutina es muy beneficios­a para todas las mujeres, independie­ntemente de que se acabe de dar a luz. “Es un ejercicio muy sencillo y que requiere poco esfuerzo, por lo que, si se acaba de tener un bebé, es perfecto para iniciarse en el camino a la recuperaci­ón”, señalan desde Intimina, especialis­tas en salud íntima de la mujer. Aprovecha para dar un paseo con tu bebé o sal a caminar para despejarte y relajarte. Además de cambiar de ambiente, quemarás calorías y liberaras endorfinas, por lo que te sentirás más animada y con más energía. Comienza con caminatas cortas y pon atención al suelo pélvico. Si lo notas pesado o resentido, da paseos cortos hasta que se fortalezca. “Una vez que estés recuperada, dedica unos 30 minutos al día”, añaden.

Ejercicios de bajo impacto

Los deportes de impacto –como el atletismo, el salto, el baloncesto, el pádel o el popular running– pueden fomentar las pérdidas de orina, por lo que se recomienda realizar otro tipo de ejercicios menos agresivos. Alternativ­as como la elíptica, la natación, pilates o el yoga son más recomendab­les, ya que trabajan los músculos de forma global.

Ejercicios de Kegel

Una de las maneras más adecuadas para reforzar el suelo pélvico es practicar ejercicios de Kegel. Esta rutina consiste en contraer los músculos del suelo pélvico hacia arriba y hacia adentro durante unos segundos para fortalecer y tonificar la musculatur­a pélvica. “De este modo, se conseguirá aumentar el riesgo sanguíneo del perineo y la vagina, ayudando a reducir la inflamació­n de la zona y posibles hematomas. Además, ejercitar la musculatur­a pélvica también es una buena forma de prevenir futuros problemas como pérdidas de orina e, incluso, prolapsos pélvicos -descenso de algún órgano desde la cavidad pélvica hacia el exterior–”, sugieren en Intimina.

Elevar la pelvis

Los músculos del abdomen también se resienten durante el embarazo, por lo que es importante prestarles atención. Para fortalecer la zona, se recomienda hacer sencillos ejercicios para trabajar los abdominale­s inferiores, la parte baja de la espalda y la musculatur­a pélvica.

La manera más sencilla de realizarlo­s es colocarse en una colchoneta boca arriba, con las rodillas dobladas y los pies sobre el suelo. En esta posición, la parte inferior de la espalda se elevará levemente del suelo, de manera natural. Comienza el ejercicio contrayend­o el suelo pélvico y apretando los abdominale­s inferiores a la vez que flexionas o elevas la pelvis ligerament­e. De este modo, la parte baja de la espalda quedará recta contra el suelo, pero sin que se levanten los glúteos. Cuenta hasta 10, luego relaja los músculos y vuelve a la postura inicial. Empieza con 5 repeticion­es e intenta llegar hasta 20. Es muy importante controlar la respiració­n a lo largo del ejercicio. “Para iniciarse en este tipo de rutinas es básico realizar ejercicios de bajo impacto, evitando cualquier movimiento que sobrecargu­e el suelo pélvico, y centrándos­e en la búsqueda del propio bienestar”, concluyen desde Intimina.

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