Leer juntos
y, uy!”, decía Yana, inclinada sobre su cama y mirando debajo de ella. “Uy, lo que hay aquí”. Y comenzó a saltar de alegría sobre las mantas de lana, las sábanas rosa con estrellitas (sus preferidas) y la vieja almohada (herencia de su abuela materna). Y es que, claro, hay que entenderla. ¡Muy, pero que muy pocas veces, una niña de trece años, con pecas en las mejillas y a la que le falta un diente, se encuentra un dragón bajo la cama! A Yana era la primera vez que le sucedía y estaba tan contenta que tuvo que taparse la boca con las manos para reprimir su alboroto. ¡Ay, si llegan a despertarse sus padres y sus dos hermanos enanos (pequeños), tan cascarrabias! Así que se tumbó en la cama y se quedó muy, muy quieta. Yana apretaba las manos aferrada a la colcha de rayas, esperando que ese dragón se pronunciase, se atreviese a sacar -al menos- la cabeza. Pero pasaba el tiempo y el dragón no hacía acto de presencia. Un minuto, dos minutos, tres minutos... ¿Quién podía aguantar tanto tiempo? ¡Ya era demasiado! Total que Yana se metió debajo de la cama, en un pequeño rincón, para que el dragón no se asustase.
-Oye, dragoncito, ¿a ti te parece normal meterte sin ser invitado debajo de la cama de una y no presen- tarse? Eso es algo muy feo. Si yo lo hago mis padres se enfadarían mucho y estarían venga darme la charleta sobre el respeto a los demás. Yo, que tú, me presentaba. Entonces, al dragoncito se le escaparon dos lágrimas-llama (porque los dragones escupen y lloran fuego) de sus ojitos de noble animal y, tembloroso de miedo pero también de emoción, adelantó hacia Yana una mano. No dijo nada. Pero ahí estaba su mano. Verde. Reluciente. Esperando que una niña de trece años, con pecas en las mejillas y a la que le falta un diente, se la estrechase. Yana hizo algo más que eso. Se acercó despacito, despacito, y le besó la mano. “El mundo al revés. Y tú y yo del derecho”, le dijo y comenzó a reírse. El dragoncito hizo vapores de felicidad cuando se le escapó una sonrisa. Su primera sonrisa. La primera sonrisa de un dragón.