Castigar, porque sí ¡NO!
Hay que buscar el refuerzo positivo. Poner limites, evitando la imposición, consigue que lo niños aprendan a actuar de forma positiva, sin generar sentimientos de rabia e impotencia. Los castigos entendidos como forma de humillación, es decir, demostrar que te has portado mal, son contraproducentes. Es importante que después de una actitud o comportamiento inadecuado haya una consecuencia pedagógica que le ayude a entender cuál es el camino a seguir.