Nuestro hijo roba algunas cosillas de vez en cuando y no sabemos cómo reaccionar. ¿Debemos castigarle, dejarlo pasar alguna vez, dar nosotros la cara por él…?
Es habitual que niños y niñas en su primera infancia cometan pequeños hurtos: una figurita en una tienda, el juguete en el parque, material del cole… Esta conducta no tiene por qué preocuparnos. Antes de los 3 o 4 años, les resulta difícil entender que algo que quieren no es de su propiedad, así que lo convierten en suyo con solo tocarlo. Más allá de esta edad, el sentido de la propiedad es más claro, pero el control de impulsos es todavía inmaduro. Cuando un niño quiere algo, lo quiere mucho y de forma inmediata, así que cogerlo les parece la opción más sencilla.
Si esto ocurre de forma puntual es necesario mantener la calma. Podemos mostrarnos serios y preocupados, pero no es necesario gritar, ni amenazar. Lo más importante es asegurarnos que entiende que su comportamiento es inadecuado porque perjudica a los demás y promover que se ponga en el lugar del otro: “Entiendo que te apeteciera tenerlo porque es muy bonito…”. Y alternativas al robo: “Puedes pedírselo a ver si te lo deja un rato”. En cualquier caso, si es posible, debe devolver lo robado a su dueño. Este momento será difícil para él, así que podemos ayudarle modelando las frases de disculpa y acompañándolo en el mal trago de una forma firme pero cariñosa.