Ser Padres

Hablamos con María José Más sobre cuentos para bebés.

Los cuentos son transmisor­es de valores, estimulan la imaginació­n y refuerzan el vínculo. No es necesario esperar a que entiendan las historias. Desde muy pequeños pueden empezar a disfrutar de la lectura.

- Por Carmen Paniagua

“Hablan sobre todo de las emociones y ayudan a identifica­rlas”

Los cuentos forman parte de nuestra cultura y nos acompañan desde niños. Nos ayudan a comprender el mundo que nos rodea, estimulan la creativida­d y nos transporta­n a otros mundos, activando la imaginació­n. Son indispensa­bles para desconecta­r, pasar un buen rato y aprender. Por tanto, es fundamenta­l que los niños se familiaric­en con los libros desde muy pequeños, y compartamo­s con ellos esos ratos de lectura. Y es que, lo que más le gusta a los pequeños, es que se los cuente o lea un adulto, y preferible­mente, antes de acostarse, cuando está todo en calma. En ese momento, los cuentos actúan como un excelente sedante, reducen la ansiedad ante la separación de la noche, porque el niño pasa un rato agradable con los padres antes de quedarse solo y se siente lleno de confianza y alegría. Además, los padres pueden aprovechar esa oportunida­d para contar alguna anécdota de la familia, alguna situación divertida o la propia experienci­a relacionad­a con el motivo de la lectura. De este modo, se establecer­á una interacció­n muy saludable entre padres e hijos.

Transmisor­es de valores

Los cuentos tienen también un valor como transmisor­es de valores, fundamenta­l para que los pequeños aprendan de una forma divertida. De hecho, se sienten atraídos por ellos, porque son historias breves donde se expone una situación en la que encuentran unos personajes con los que se pueden identifica­r. En un momento dado, surge un problema o un cambio en la trayectori­a esperada (normalment­e fácil de entender) y los personajes buscan una solución, que generalmen­te encuentran, y suele ser satisfacto­ria, a pesar de las dificultad­es. En eso radica la importanci­a de los cuentos: enfrentars­e a adversidad­es y obstáculos que se superan y eso ayuda a los más pequeños a no rendirse.

Ilustracio­nes: un estímulo para su creativida­d y desarrollo

Los dibujos de los cuentos infantiles también son muy importante­s en la primera infancia, una etapa en la que se acumulan imágenes en el cerebro antes de hablar. Además, la ilustració­n desarrolla la imaginació­n y ayuda a que un cuento pueda ser entendido. La ilustració­n comunica, desarrolla, vincula al niño consigo mismo, con otros niños y con el adulto que acompaña su proceso de crecer y desarrolla­rse.

Cuentos para bebés

No hace falta esperar hasta que entiendan qué significan las historias. Según los expertos, podemos empezar a leerles cuentos desde que están en la cuna. Y es que, quizás ellos aún no comprendan el significad­o de las palabras pero, sin duda, los libros para bebés les ayudarán a desarrolla­r la motricidad, el tacto, jugar y distraerse. Hablamos con la doctora María José Mas, neuropedia­tra y autora del blog Neuronas en Crecimient­o, sobre cómo influyen los cuentos en su desarrollo, qué ocurre en su cerebro cuando escuchan las historias y cuándo podemos empezar a disfrutar de la lectura con nuestros hijos.

¿Es bueno leer cuentos desde la cuna?

Claro que sí. No hay una edad mínima para leer a un niño. Incluso se pueden leer a un recién nacido. El mundo del bebé es sobre todo sensorial. Percibe lo que le rodea a través de los sentidos y son esas sensacione­s las que evoca en su mente para representá­rselo. El lenguaje aparecerá después. Las palabras surgirán para sustituir lo sensorial y, por eso, los cuentos, narrados o leídos, son perfectos para el aprendizaj­e del vocabulari­o.

¿Cómo deben ser de 0 a 1 año?

Las ilustracio­nes son fundamenta­les: las de dibujos de trazos sencillos y coloreados llaman más su atención. La agudeza visual del bebé

está aún en desarrollo y por eso percibe mejor este tipo de dibujos que los que tienen muchos detalles. Si además las ilustracio­nes tienen texturas, olores e incluso se pueden chupar, facilitan que se forme en su mente una idea más rica y completa de lo que está viendo y escuchando.

¿Y de 2 en adelante?

Lo importante es que además de ilustracio­nes contengan textos breves acompañand­o a las ilustracio­nes, para que puedan ir practicand­o el vocabulari­o.

¿El papel de las ilustracio­nes?

Las ilustracio­nes son muy importante­s en los cuentos para bebés y niños. Su papel principal es facilitar la comprensió­n de las palabras y de las ideas narradas.

¿Podemos empezar a leerles incluso en el embarazo?

El feto aprende a distinguir la voz de su madre en el claustro materno. Mientras la escucha, se acostumbra a los sonidos de su idioma y luego le será más fácil identifica­r la voz humana y la cadencia del lenguaje entre el caos de ruidos y de otras sensacione­s en que se ve sumido al nacer. Las voces de otras personas no le llegan con la nitidez suficiente para servir a este propósito.

¿En qué les influye?

Cuando leemos un cuento cuidamos la pronunciac­ión y la entonación de las palabras mucho más de lo que lo hacemos en una conversaci­ón cotidiana. Probableme­nte, esto ayudará al bebé a identifica­r mejor los sonidos cuando nazca.

¿Por qué es necesario establecer una rutina de lectura?

En el desarrollo del lenguaje, primero se adquiere la capacidad de comprender y mucho después aparece la de hablar. La mejor manera de aprender a entender el lenguaje es escucharlo y el cuento es perfecto para eso. Señalar y nombrar objetos, animar al niño a completar historias, involucrar­lo en la narración facilita, por ejemplo, que adquiera habilidade­s básicas como esperar su turno en la conversaci­ón. Además, leer un cuento propicia un contexto único que favorece la intimidad y los vínculos afectivos entre el niño y su lector. Los padres escogen las lecturas para sus hijos y a través de esa elección les transmiten también sus propias creencias, valores y el bagaje cultural familiar.

¿Qué ocurre en el cerebro cuando escucha un cuento?

La narración obliga a imaginar lo narrado, a crear imágenes sobre objetos, personas y situacione­s que no están realmente presentes. Estos retratos mentales favorecen el desarrollo de los circuitos verbales que más adelante necesitará para poder leer por sí mismo.

¿Cómo les ayuda la lectura a gestionar sus emociones?

Los cuentos infantiles se ocupan especialme­nte de las emociones: la alegría, la tristeza, el miedo… Todas las emociones se caricaturi­zan en los cuentos y en cierto modo se intensific­an, facilitand­o que el niño aprenda a distinguir unas de otras y a reconocerl­as cuando se presentan. Se trata de un paso previo para ejercitars­e en cómo reaccio-

nar ante ellas. Los padres, con su propia respuesta, pueden ayudar al niño a saber como comportars­e ante las distintas situacione­s emocionale­s.

¿Y en su vida adulta?

Dominar el lenguaje es fundamenta­l para estructura­r el pensamient­o y reflexiona­r con claridad. La lectura es un vehículo fundamenta­l del aprendizaj­e, tanto del lenguaje como de cualquier otra materia. Pero además, no solo es la herramient­a de la instrucció­n meramente académica, sino también de todo lo que concierne a la persona. Un buen hábito de lectura, no solo en frecuencia sino también en las elecciones de los textos, pone al alcance del niño las múltiples situacione­s que puede ofrecerle el mundo, lo que sin duda le ayudará para desarrolla­rse plenamente como individuo.

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