Avances en fertilidad.
La infertilidad ha dejado de ser tabú y ha pasado a ser una enfermedad de carácter global en cuya investigación se están viviendo grandes avances.
A pesar de los avances, aún existen muchas dudas. Y de la incertidumbre inicial –soy infértil o es una cuestión de tiempo– se pasa a la crudeza de un diagnóstico que abre la puerta a nuevas incógnitas. Te explicamos qué técnicas existen y los avances.
Factores de riesgo en la mujer
La dificultad para quedarse embarazada puede deberse a alteraciones en la ovulación (ausencia de menstruación, ritmo irregular...), alteraciones hormonales, bloqueo de las trompas de Falopio (por enfermedad congénita, hereditaria o a una infección de transmisión sexual –ETS–), alteraciones del útero, miomas, endometriosis...
Factores de riesgo en el hombre
Entre las causas: azoospermia (ausencia de espermatozoides en el semen), oligospermia (cantidad insuficiente de espermatozoides en el semen), haber padecido una complicación a causa de unas paperas durante la infancia, padecer o haber padecido una ETS, eyaculación prematura, retrógrada o incapacidad para eyacular (puede deberse a una diabetes, a la presión sanguínea, cirugía de próstata), mala calidad del esperma (por el tabaco, alcohol, medicamentos u otras drogas), o impotencia.
¿Por dónde empezar?
Según indica la ginecóloga y directora médica de Clínicas EVA, Fulvia Mancini, hay que acudir a una clínica de fertilidad una vez superado el año tratando de concebir de manera natural, cuando la mujer es menor de 35 años. En caso de que sea mayor, debe ir a consulta tras seis meses intentándolo. Se realizará entonces un estudio de fertilidad femenina, que consiste en diferentes pruebas. “La combinación de la ecografía ginecológica transvaginal y la analítica hormonal femenina – explica– permite conocer la reserva ovárica de cada mujer, es decir, cuántos óvulos susceptibles de ser fecundados hay y qué calidad tienen. Se descartan también patologías como cáncer, miomas, pólipos, entre otras”. Además de estos dos pasos básicos se realiza una citología, con el fin de detectar problemas en el cuello del útero y/o posibles enfermedades de transmisión sexual. Información similar puede aparecer en la serología, otra prueba encargada de descartar otras enfermedades de transmisión sexual como el VIH, la hepatitis vírica o la rubeola. Por último, mediante
el análisis de la sangre se realiza también un carotipo, que busca anomalías cromosómicas relacionadas con la esterilidad. Todo ello se complementa con un hemograma.
Pruebas en el varón
Para determinar posibles problemas en el esperma se realiza un seminograma, que permite evaluar el estado de fertilidad, analizando la cantidad y calidad de espermatozoides. Se necesita conocer cuántos espermatozoides se encuentran por cada mililitro eyaculado, y cuántos están vivos, presentan forma normal y se desplazan en su función reproductora. También se analiza el nivel hormonal, fundamentalmente la hormona foliculoestimulante (FSH) y la testosterona. Además, se estudia el cariotipo, para descartar anomalías cromosómicas. Si los resultados son negativos, se hace una biopsia testicular, con la que se pretende descifrar si el conducto de salida del material seminal está obstruido.
Algunas enfermedades de transmisión sexual (ETS) pueden causar infertilidad