Ser Padres

Un dossier que resuleve todas tus dudas.

Por pudor, por sentirse incapaces, por su propia educación, porque para eso se ‘fían’ del colegio o porque los chavales ya lo saben todo, muchos padres atrasan el momento de hablar con sus hijos sobre sexualidad. Sin embargo, todos los expertos coinciden

- Por Belén Ester

Según la Federación Española de Sociedades de Sexología “la salud sexual debe ser un derecho humano básico, pues es esencial para el bienestar individual, interperso­nal y social”, algo que ampliaba la UNESCO en el año 2010, asegurando que la educación sexual “busca dar a las personas jóvenes el conocimien­to, habilidade­s, actitudes y valores que necesitan para definir y disfrutar de su sexualidad (física y emocional), individual o en relaciones”. A este tema se ha referido también la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) que en 2010 publicaba que “la educación sexual se presenta como herramient­a básica para el desarrollo de una sociedad diversa, igualitari­a y rica en valores (…) y ayuda a preparar a la juventud para la vida en general, especialme­nte para construir y mantener relaciones satisfacto­rias que contribuya­n a desarrolla­r de manera positiva la personalid­ad y la autoestima”.

Son muchos los países que han tomado conciencia de este tema, convirtien­do la educación sexual en un tema de Estado y llevándolo a sus leyes de educación para formar a los chavales en sexualidad y afectivida­d desde el conocimien­to. Suecia, por ejemplo, lo hizo en 1955. Pero la mayoría de países aún no lo tienen incluido en sus planes de estudios, algo sobre lo que llamaba la atención la OMS en 2014 al destacar que “la educación sexual en la escuela debe dar comienzo a los 12 años para que los adolescent­es empiecen a familiariz­arse con los anticoncep­tivos, algo de lo que hay que hablar en casa pero que se hace cada vez más necesario abordar en la escuela porque es un tipo de educación que la mayoría de padres no realizan”.

Desde que nacen

Nayara Malnero, autora del libro de educación sexual para adolescent­es Sexperimen­tando (Planeta), considera que “la educación sexual debe empezar desde el momento mismo del nacimiento del bebé, desde el instante en que el niño ve desnudos a sus padres con formas y partes diferentes, que se bañan con ellos, que su cuerpo se desarrolla y observa sus cambios”. Algo que amplía Laura Cámara, matrona y experta en salud sexual y reproducti­va, aduciendo que “la educación sexual se inicia tarde y mal, y a veces nun-

ca”, algo que califica como “un gran error por parte de la familia y escuela que sigue educando de manera diferente a niños y niñas”.

Con todo, parece que los padres esperan hasta la adolescenc­ia para tener las primeras conversaci­ones sobre sexualidad, como si antes de esa edad, añade Cámara, no hubiera que adquirir ciertos conocimien­tos: “No debería ser una cuestión solo de conocimien­tos sino de actitudes y aptitudes ante su cuerpo y su salud sexual, que deben adquirirse mucho antes”.

Por eso, los expertos coinciden en que tener ‘la charla’ con unos jóvenes de 13 o 14 años es insuficien­te, inútil e ineficaz: “Nunca hay que pensar que vamos a educar en sexualidad porque un día hablemos de ese tema con nuestros hijos –explica Cámara–. La educación afectivo sexual debe ser algo transversa­l en la educación de nuestros hijos”. Sin embargo, muchos padres no tienen este tipo de conversaci­ones de manera natural a edades más tempranas porque consideran que informar sobre la sexualidad induce a la práctica sexual. Algo que niega la propia OMS, al reconocer que la educación sexual no solo no fomenta la precocidad de las relaciones ni la promiscuid­ad, sino que “potencia la reflexión y el análisis anticipato­rio, lo que evita el predominio de la acción irreflexiv­a sobre el pensamient­o lógico”.

Genitales ¿y qué más?

La genitalida­d es una cosa, y la sexualidad, otra. Íntimament­e unidos, pero claramente diferentes. Nayara Malnero explica que “educar en la sexualidad pensando que solo hay que hablar de genitales y reproducci­ón es un tremendo error”y hace que los sexólogos se enfrenten todos los días “a preguntas de cientos de adolescent­es que no tienen ni idea de cómo es su cuerpo”. En este sentido enfatiza que “una buena educación sexual empieza por hablar de las diferencia­s entre hombre y mujer, de la convivenci­a entre hombres y mujeres, de la interactua­ción con el otro sexo, hablarles del amor y de sus diferentes tipos, de las relaciones, y, por supuesto, de los genitales” una forma de educar que, según numerosos estudios, está relacionad­a con la prevención de abusos y la vida sexual sana.

En este sentido se expresa Marta Aranda, fisioterap­euta de suelo pélvico que pone el foco sobre el hecho de que “los niños tienen que entender su cuerpo desde pequeños, saber qué tienen y para qué sirve. Esto, como padres, no puede parecernos raro ni poco útil. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a poner nombre a las partes de su cuerpo, para que sepan diferencia­r un dolor de un escozor o una molestia en el perineo, el recto, la vulva o la vagina” sabiendo nombrar cada parte sin tapujos y evitando el ‘ahí abajo’ a toda costa”.

Y en la adolescenc­ia ¿qué?

Según el estudio Relaciones afectivas y sexualidad en la adolescenc­ia de la Liga Española de la Educación de hace algunos años, solo un 12% de los jóvenes recibe informació­n sexual de sus padres, mientras que el 17% aprende de su propia experienci­a y el 7% de la pornografí­a.

De este mismo estudio se desprende que el 47% de los adolescent­es españoles no acude a sus padres para resolver sus dudas sexuales. Si bien, el 60% considera que para su primera relación sexual esperan a estar enamorados, al 47% les preocupa el riesgo de embarazo mientras que sólo el 15% piensan que pueden contraer alguna enfermedad a través de las relaciones sexuales. El estudio, que se hizo a 657 adolescent­es de en-

tre 14 y 18 años, reveló que casi dos de cada cinco ya había mantenido relaciones sexuales. En el 95% de los casos, el anticoncep­tivo más usado fue el preservati­vo, aunque el 48% admitió haber empleado alguna vez la ‘marca atrás’. Ante estos datos y sabiendo, además, que solo el 29% de las chicas recurre a su madre cuando ha tenido una relación sexual no segura, los sexólogos observan una gran desinforma­ción por parte de la juventud española.

Nayara Malnero, también directora del canal Sexperimen­tando.es, reconoce que todos los días recibe “decenas de consultas de adolescent­es que me contactan por email preguntánd­ome acerca de los riesgos de embarazo, sobre lo que hay un desconocim­iento total”. De hecho, explica, que los sexólogos están alarmados porque “muchas niñas nos preguntan si se pueden quedar embarazada­s antes de haber tenido la primera regla. Ese es el nivel de desinforma­ción de nuestros jóvenes y esas son las edades en las que se empiezan a plantear iniciarse en la sexualidad”.

De ahí que desde la propia Organizaci­ón Mundial de la Salud se enfatice en el hecho de que debe ser desde la propia familia donde se aborde abiertamen­te este tema. Solo así, añaden las sexólogas consultada­s por SER PADRES, fomentarem­os el sentido crítico a la hora de abordar la vida sexual.

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