Ayúdale a crecer
Los bebés de un año requieren de una alimentación adecuada a esta etapa de desarrollo.
Las fórmulas de crecimiento, también llamadas ‘junior‘ o ‘leches 3’, son una excelente opción para la alimentación de los niños de entre 1 y 3 años después de la utilización de las leches infantiles y antes de pasar a la leche de vaca.
Alimentación más diversa
A partir del año la dieta del niño de corta edad empieza a ser ya muy diversificada y más parecida a la de los adultos: se ha iniciado la introducción de texturas menos homogéneas (los purés tienen ya trocitos), la variedad de alimentos que se consumen a lo largo del día es ya considerable, y en muchos casos se realiza una adaptación en composición o en textura de la alimentación del resto de la familia. ¿Pero qué ocurre con la leche que utilizamos en su alimentación? Algunas mamás consiguen mantener más allá del año la lactancia materna, pero en la mayor parte de casos el bebé está siendo alimentado con leches infantiles y en especial con leche de continuación.
Etapa de transición
Los 12 meses de vida representan un cambio de ciclo, tanto en el desarrollo y maduración como en la alimentación, y en ocasiones marcan el inicio de la utilización de la leche de vaca. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que mantener la utilización de un preparado lácteo especialmente adaptado a este grupo de población puede ser recomendable para ayudar a equilibrar la alimentación, ya que no todos los niños de esta edad son buenos comedores ni aceptan fácilmente todos los alimentos. ¿Qué ventajas presentan las fórmulas de crecimiento frente a la leche de vaca en esta etapa? Existen diferencias entre unas y otras, pero en general su utilización es adecuada para ayudar a compensar las deficiencias nutricionales que más habitualmente se dan en los niños como son la falta de DHA (ácido graso omega 3), de hierro, de vitamina D y de yodo.
Comer como un adulto
Además, las mejoras nutricionales que se aplican a este tipo de fórmulas lácteas, permiten que tengan una composición de transición entre las leches infantiles y la leche de vaca. Esto se consigue reduciendo su contenido en proteínas y de sales minerales como el sodio, el cloro y el potasio (de las que la población en general tiene un consumo excesivo), sustituyendo la grasa láctea más saturada por grasa vegetal más rica en ácidos grasos esenciales y enriqueciéndolas en vitaminas y minerales y otros compuestos como son los probióticos (lactobacilos y bifidobacterias) y los prebióticos (como es el caso de los fructooligosacáridos). También es importante que no contengan azúcares añadidos
Las fórmulas de crecimiento están diseñadas para la alimentación de los niños de corta edad, es decir, el grupo que va de 1 a 3 años, ya que a partir del tercer año de vida se considera que la capacidad digestiva y la variedad de la alimentación guardan ya una gran similitud con los adultos.
¿A qué esperas para probarlas?